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La paradoja de mis emociones y pensamientos

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Luis G. Pagan Miranda. MSW, DSW
Coordinador Clínico Administrativo
Clínica de Medicina Conductual Pavia Ponce

 

“Es que llevo tiempo intentando pensar positivo y no lo logro. Todos me dicen que debo pensar positivo, que le encuentre el lado medio lleno al vaso, que soy joven y debería sentirme con energías. Y eso me hace sentir inútil. Me hace sentir presionada, que no puedo y que soy anormal”.

Decía una joven en una terapia grupal. Ciertamente, me confrontó la frustración que emanaba su tono de voz. Realmente estaba cansada, agotada… más bien hastiada de intentar mantener una actitud positiva. Y es, que la cultura acelerada no perdona, la ley del más fuerte sobrevive a provocado una paradoja. El reto de no mostrar emociones aun cuando estas son parte natural y esencial de nosotros.

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La metáfora de las olas del mar nos lo explica. Imaginémonos frente a un mar y sus olas. Estas, algunas más grandes que otras. Y todas chocan en la orilla, ocasionando más o menos alguna corriente. Tú estás frente a ellas, pensando e ideando un plan para controlar el vaivén de la marea. Intentas pararte frente a ellas y resistirlas. Estas te arrastran, te golpean. Mientras más te resistes más te ahogan. Pues, ¿quién puede controlar las olas del mar?, acaso ¿habrá alguna manera de controlar una fuerza tan natural y propia del mar? Definitivamente no.

Hay procesos que se deben dar naturales, sin resistencia y sin tratar de controlarlos. Como las olas del mar, posiblemente, esto mismo experimentamos con nuestras emociones y pensamientos. Son como olas que irrumpen en tu vida, ocasionando más o menos consecuencias. Así mismo, son procesos que se deben dar, naturales, propios del ser humano.

El problema radica cuando intentamos controlar procesos normales. Evento como la pérdida de un ser querido, el encierro por la cuarentena, los conflictos maritales, diferencias fraternales, los cambios de etapa de vida, las exigencias laborales, condiciones socioeconómicas son algunas de los estresores que vivimos. Son eventos que siempre han existido y siempre existirán. Siempre habrá algún acontecimiento que nos estrese, que nos entristezca, que nos de miedo, preocupación o inseguridad. Y estas emociones son parte de nuestro mecanismo de sobrevivencia. Son procesos internos normales y que para nada significan que estamos enfermos o somos anormales. No estamos enfermos por sentir. Es necesario que avalemos estos procesos y que aprendamos a expresarlos, vivirlos y aceptarlos.

La teoría de proceso irónico explica esto. «La teoría del proceso irónico (IPT) se refiere a un fenómeno psicológico en el que los intentos deliberados de suprimir o evitar ciertos pensamientos o emociones pueden inducir el efecto paradójico o irónico. Esto resulta en un aumento de su ocurrencia o hace que una persona se vuelva más inmediata o agudamente consciente de esos pensamientos o emociones (Prado, 2020, p.08)”. Esto supone que los procesos internos como emociones y pensamientos que intentamos suprimir, reprimir, callar, tragar o evitar terminan siendo exaltados, aumentados y experimentados en mayor intensidad teniendo mayor impacto.

Entonces, ¿qué hago? ¿Cómo busco no evitar o suprimir mis emociones y pensamientos para que estos no irrumpan como olas del mar atropellándome y desgastándome?

  • Entiende que las emociones son procesos normales y necesarios del ser humano. Esto, quitará la carga y un sentido de culpabilidad y vergüenza al experimentarlos. No estas mal por sentir.
  • Enfoca tu tiempo en cultivar emociones positivas. Esto, es muy diferente de reprimir. El cultivar emociones positivas significa darte tiempo de actividades placenteras. Esto supone un balance entre aceptar que posiblemente hay alguna emoción negativa. No obstante, sin reprimirla, acudo a fortalecer eventos en que promueva la solidaridad, la autocompasión y autoestima. “Una de las principales ventajas del cultivo de las emociones positivas radica en que ejercen una gran influencia sobre el procesamiento intelectual, la resolución de problemas, el razonamiento y las habilidades sociales”.
  • Practica la autocompasión. Kristin Nelf (2003) indica que la autocompasión tiene 3 conceptos: a) ser amable y comprensivo consigo mismo en lugar de ser autocrítico, b)reconoce tu humanidad en la experiencia dolorosa, frente al autoaislamiento y ensimismamiento y c) toma consciente y equilibrada de los pensamientos y sentimientos dolorosos, en lugar de evitarlos o sobreidentificarnos con ellos.

En conclusión, los procesos internos como las emociones y pensamientos son aspectos totalmente naturales nuestros. No los hemos podido evitar y nunca lo podremos evitar. No estás mal por atravesar un momentos difíciles, no estas enfermo por sentir tristeza. Reprimir las emociones y pensamientos, evitarlos, interrumpirlos y no validarlos es el verdadero problema.