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Adjuntas se prepara para despedir a ‘Tinti’ Deyá

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Por Redacción Es Noticia

redaccion@esnoticiapr.com

 

Las honras fúnebres de la cofundadora de Casa Pueblo, Faustina ‘Tinti’ Deyá Díaz, inician hoy -9:00 am.- en la funeraria Del Carmen Memorial, en su natal Adjuntas.

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‘Tinti’ Deyá Díaz murió la noche del jueves por complicaciones con el enfisema pulmonar que padecía hace muchos años, informó la entidad. Tenía 81 años.

Los restos serán trasladados el domingo -9:00 am.- a las facilidades de Casa Pueblo. A las 11:00 am. la comitiva fúnebre saldrá para el camposanto donde será sepultada en la tumba donde descansan los restos de su hijo Ariel.

A ‘Tinti’, como la llamaban, le sobrevive su esposo Alexis Massol; sus hijos Alexis, Axel y Arturo y sus nietas y nietos: Corali, Gabriela, Felipe, Alixa, Mikhail, Andrea y Eva.

Deyá Díaz construyó su propio bastión en Casa Pueblo. Desde allí cumplió con todos sus amores: con Puerto Rico, con su pueblo de Adjuntas, sus estudiantes, su familia y la comunidad.

Desde muy joven, e inspirada por su padre, don Juan Deyá, desarrolló gran empatía por la justicia social, la defensa de la nacionalidad puertorriqueña y comenzó a trazarse su propia ruta como mujer.

Fue voleibolista profesional en Adjuntas y acudió a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, donde estudió pedagogía.

Dedicó 30 años de su vida a la profesión de maestra de inglés en el sistema de educación pública en Adjuntas. Tocó las vidas y las conciencias de miles de estudiantes que pasaron por sus salones y que luego la visitaban en Casa Pueblo para contarle lo que hacían en sus vidas, muchas veces inspirados por ella.

Fue en la escuela donde también inició su activismo, cuando lideró con maestros, padres y estudiantes la lucha en contra de los asbestos en los salones y edificios escolares.

Su voz y su resistencia fueron tan poderosas que, poco tiempo después, en 1980, junto a su esposo y otras personas de la lucha, iniciaron la campaña en contra de la extracción minera en Puerto Rico.

Fueron muchos años de trabajo intenso, de sacrificios, fracasos y aprendizajes. Pero ese dúo conformado por “Tinti y Alexis” ya era un nervio de la naturaleza. Nunca se dieron por vencidos. Por el contrario, se propusieron llegar al corazón de la gente que más se afectaría con la extracción minera y lo hicieron a través de la cultura.

Más de una década después, la victoria fue abrumadora: salvaron gran parte de la Cordillera Central de un ejercicio minero que explotaría nuestros más valiosos recursos naturales y nos legaría una isla sin aguas, sin bosques ni diversidad biológica: una isla sin posibilidad.

Con su ejemplo diario, Tinti demostró lo que es la asistencia perfecta a un proyecto de vida y en absoluto desprendimiento.

Vivió para su familia, para Puerto Rico y para Casa Pueblo, donde sirvió como voluntaria durante los 41 años de vida de la institución.

Su presencia y trabajo diario fue fundamental para que Casa Pueblo se convirtiera en ese lugar abierto a todas las personas que defienden la patria geográfica puertorriqueña.

Así como regó su amor, sus convicciones y resistencia en quienes llegaban a Casa Pueblo a tomar un café con ella para empezar a transformar el país, así mismo permanecerá: en el vuelo de las mariposas, en el florecimiento de los bosques, en el canto del Julián Chiví y en cada persona que se levante a luchar por nuestra patria.