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‘Aula en la Montaña’ impacta un apartado sector rural en Peñuelas

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Por Sandra Caquías Cruz

redaccion@esnoticiapr.com

 

PEÑUELAS – Los niños de un apartado sector rural en este pueblo apenas recibían señal de internet para poder participar de sus clases, pero caminaban a un puente cercano donde podían conectarse para recibir las tareas que debían completar para aprobar su grado. 

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Las ‘tabletas’ que les donó la Fundación Extra Bases, del pelotero Carlos Delgado, le ayudó en el proceso, pero el mayor refuerzo les llegó de un grupo de voluntarios -de diversos puntos del país- que por filtración se internan en las montañas del sector Quebradillas, en el barrio El Rucio, en Peñuelas, en busca de hacerles más llevadero el proceso de aprendizaje.

Ello son parte de ‘Aula en la Montaña’, un proyecto de la organización ‘Impacto Juventud, que busca el que los niños de ese lejano sector rural no se sientan rezagados y corran la misma suerte que sus adultos, la mayoría con sexto grado como máxima escolaridad, según un perfil realizado. 

(Foto: Tony Zayas)

Helga Maldonado, directora de ‘Aula en la Montaña’, explicó que se trata de un proyecto de “apoyo educativo a la niñez” en un sector que, por su localización geográfica, tiene muchos y grandes retos “que han interrumpido el proceso educativo”.

Explicó que durante la semana los niños reciben apoyo remoto de tutores y tutoras. Mientras, los sábados les llevan tutorías presenciales y otras actividades, como clases de baile de bomba, actividades físicas y agroecológicas, para hacerles más completo el proceso educativo.

“Aquí no tienen un sistema de conectividad a internet que sea consistente y con el que puedan contar y que sea confiable. La energía eléctrica se le va prácticamente a diario y por muchas horas, eso hace apremiante las necesidades de la niñez”, describió Maldonado.

Helga Maldonado (Foto: Tony Zayas)

La comunidad está compuesta de unas 25 familias, todas son de escasos recursos, viven en extrema pobreza y han sufrido embates naturales como el huracán María, los terremotos, la pandemia del coronavirus y la controversia por el depósito de cenizas de carbón en Peñuelas, mencionó.

“Nos consta que todos los padres aspiran mejores cosas para sus niños”, subrayó Maldonado. 

Resaltó que “es una comunidad de gente maravillosa, rodeada de recursos naturales, pero también tienen muchas necesidades. El promedio educativo de la mayor parte de los papás y las mamás es sexto grado”. 

El barrio pertenece a Peñuelas, pero debido a la distancia los residentes tanto acuden a Adjuntas como a Peñuelas a recibir servicios gubernamentales o de salud. Destacó que tuvieron que llevar un curso de primeros auxilio y resucitación cardiopulmonar para que puedan ayudarse unos a otros en caso de una emergencia, esto en lo que llegan al pueblo, lo que pueden demorar alrededor de una hora. 

(Foto: Tony Zayas)

La líder comunitaria Minerva De Jesús De Jesús resaltó que Aula en la Montaña “ha hecho algo diferente en esta comunidad. Ha traído mucha alegría. Nos unimos más. Los niños son locos que llegue el sábado”. 

Señaló que un grave problema en su comunidad son las interrupciones del servicio de electricidad, en especial cada vez que llueve.

Ninguna de las familias tiene generador de electricidad. “Gracias a ellos que nos traen lamparitas”, dijo sobre el grupo de voluntarios. “Para el tiempo de lluvias tenemos que comprar velas; gasolina para movernos”. 

Explicó que trabaja a tiempo parcial ayudando a una vecina de 82 años a realizar las actividades del diario vivir, pero para llegar a la vivienda necesita utilizar una ‘fourtrack’ debido a que el camino es de tierra y llueve casi a diario.

La comunidad, señaló De Jesús, desea tener una cancha cerrada, para que además de servir de centro de recreación, tenerla disponible para el caso de un huracán. La mayoría de los residentes trabaja en fincas o en construcción. “Haciendo chiripas”, indicó.  

(Foto: Tony Zayas)

Sandra Soto, quien trabaja en la UPR – Recinto de Mayagüez, recién comenzó a desarrollar en la comunidad lo que llamó el proyecto ‘Historia Oral’, es una de las iniciativas para documentar la historia de los residentes de ese sector de ‘El Rucio’. 

El proyecto incluye entrevistar a los residentes para recopilar y más tarde escribir una narración sobre el desarrollo de la comunidad. También esperan recoger información y la reacción de los residentes sobre cuál ha sido el impacto del proyecto ‘Aula en la Montaña’. 

“Tendemos a pensar que lo contemporáneo nos da un comfort, pero hay una calidad de vida en el Rucio que no encontramos en otras comunidades. Aquí se vive con mucha calidad de vida”, describió Soto. 

Mientras, Antonio Ramos Vega, otro de los voluntarios y quien les enseña agroecología, destacó que buscan que los niños tengan “una experiencia con la producción de alimentos”. 

(Foto: Tony Zayas)

Narró que una de las experiencias más gratificantes fue la siembra de lechuga que hicieron los niños y que hace unos días cosecharon para regalar a sus vecinos. “Esto ha sido una maravilla”, dijo sobre esa experiencia.

Otro voluntario es el joven Alberto Ignacio Blasini, alumno de la Universidad de Puerto Rico, quien se enteró del proyecto por el Grupo Impacto Juventud -el cual dirige Eduardo Lugo Hernández- y no lo dudó en mantenerse dando su ayuda. El joven visita la comunidad con frecuencia y colabora en los proyectos que emprenden.  

“Esta comunidad es otra cosa, vivo (zona metropolitana de San Juan) en un lugar donde es tan activo y venir aquí es algo que no se puede describir”, indicó.