Por Melissa Gavilán, OTL
Terapeuta Ocupacional
Las caídas han puesto en riesgo la independencia de los envejecientes causando una serie de consecuencias individuales y socioeconómicas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son la segunda causa mundial de muerte.
Los mayores de 65 años son quienes sufren caídas mortales y el riesgo aumenta con la edad.
En los Estados Unidos de un 20 % a un 30 % de las personas mayores sufren lesiones moderadas a graves, tales como contusiones, fracturas de cadera y traumatismos craneoencefálicos.
Una caída se define como un suceso involuntario que hace perder el equilibrio y dar con el cuerpo en el suelo o en otra superficie firme que lo detenga.
Esto puede deberse a varios factores:
•factores intrínsecos, como el deterioro de la función relacionada con la edad, dificultad en balance y estabilidad mientras se está de pie, caminando o sentado. Trastornos que comprometen el aspecto funcional como la artritis, catarata, hipotensión postural, enfermedades cardiovasculares, metabólicas, demencia y “stroke”, entre otras. Los efectos secundarios de fármacos también forman parte de este factor y que pueden interferir e impactan las funciones motoras y cognitivas;
•factores extrínsecos o ambientales como el caminar sobre superficies desniveladas, resbaladizas, con pobre iluminación o tropezar con alfombras o cables;
•situaciones que están relacionados a las actividades que realiza la persona, como por ejemplo levantarse durante la noche cuando aún esté medio dormido para ir al baño, al ponerse de pie, acostarse, al bajar o subir escaleras o apresurarse para contestar el teléfono.
Más del 50% de las caídas que sufren los adultos mayores no logran levantarse sin ayuda. En algunos casos han permanecido en el suelo durante más de dos horas lo cual aumenta el riesgo de complicaciones médicas.
El hecho de que ocurran caídas en repetidas ocasiones aumenta el riesgo de lesiones, hospitalizaciones y mortalidad. Las fracturas de cadera y hombro son las lesiones más frecuentes y que pueden ameritar intervención quirúrgica como reemplazo de cadera, fijadores internos de hueso y en casos menos graves, la colocación de un yeso.
Otras complicaciones a largo plazo pueden incluir deterioro de la capacidad física, debilidad muscular y rigidez en las articulaciones. En muchos casos se debe al miedo a volverse caer, por lo que también evaden o evitan el participar de actividades del diario vivir, participar de tareas del hogar e inclusive aquellas que generan disfrute.
Recomendaciones
La prevención de caídas es un factor determinante e importante, por lo que el seguimiento y evaluación con el médico primario es vital para determinar posibles factores que pueden preceder una caída. Para esto es necesario laboratorios, evaluación visual, y exámenes médicos como la densitometría para determinar osteoporosis la cual causa fragilidad ósea, entre otros. Se deben discutir los fármacos recetados y los no recetados con sus efectos secundarios. De ser necesario incluir vitaminas para el fortalecimiento musculoesqueletal y evaluar la dieta.
La intervención y el rol del terapista ocupacional es una piedra angular de gran aportación con el propósito de educar en la realización de actividades básicas del diario vivir integrando estrategias de conservación de energía y seguridad, recomendaciones de equipos asistivos como barras de seguridad en el baño, “shower chair “, “reacher” (instrumento que sirve para alcanzar objetos livianos) y equipos que faciliten el ponerse medias y/o zapatos, entre otros según sea la situación o necesidad de la persona.
También el terapeuta ocupacional evalúa la accesibilidad dentro del hogar para determinar posibles indicadores de riesgo, realizar modificaciones como mejorar la iluminación durante la noche, remover alfombras y muebles inestables, verificar superficies que puedan causar tropiezos, entre otras. Además, facilita la ejecución de las actividades instrumentales del hogar como el cuidado de la ropa, cocinar y otras tareas mediante la modificación de la accesibilidad de los materiales como, por ejemplo, colocar los utensilios de uso frecuente de la cocina a su alcance evitando que tenga que alcanzarlos en un nivel por debajo o encima del nivel de su vista.
El terapias ocupacional instruye sobre posibles ejercicios para mejorar la capacidad cardiopulmonar y fortalecer musculatura promoviendo a su vez balance y estabilidad en beneficio de movilidad funcional.