Por Sara R. Marrero Cabán
PONCE – ¿Qué uso se le puede dar a un carro que no funciona? Para el ponceño Erick Mejías, fue un vehículo en desuso la pieza clave para crear su negocio en la Ciudad Señorial.
Se trata de Pinchos D’Aquí, localizado en la esquina de la avenida Hostos y Rafael Cordero Santiago.
El kiosko se destaca al estar atado a la parte trasera de un vehículo. Donde una vez hubo un volante, ahora ubica una parrilla donde se confeccionan pinchos de pollo y cerdo y empanadas de yuca.
Mejías cortó el vehículo por la mitad y adjudicó una plataforma de metal con un gancho de arrastre, creando un puesto de comida singular.
Es la peculiaridad y el vibrante rojo del automóvil que obliga a los cientos de pasajeros que transitan en ambas carreteras a detenerse. Desde su apertura en noviembre de 2020, el negocio invita a personas de alrededor de la Isla, quienes viajan desde pueblos lejanos para fotografiarse frente al puesto.
“He recibido a personas de muchos pueblos que simplemente vienen a sacarse fotos y ya, sacarse fotos y compartir. A lo mejor vienen de ‘roadtrip’ y se paran y se sacan una foto y ha traído mucho público”, aseguró el emprendedor.
Principios de la idea
La idea nació hace tres años durante una conversación entre Mejías y un amigo. La plática motivó a Mejías a abandonar su empleo en una mueblería y lanzarse hacia el empresarismo.
“Hace como tres años atrás tuve esa conversación con mi amigo. Estábamos hablando de cómo reinventarnos y literalmente teníamos este vehículo en el patio de la casa y, en la conversación, decidimos que podíamos hacer algo con el carro”, rememoró el joven de 26 años y padre de una infante de dos meses.
“El carro estaba dañado. Decidimos hacer algo con él. En vez de que el vehículo nos sacara dinero a nosotros-como hacen todos los vehículos-poder sacarle dinero nosotros a él. Lo pusimos a prueba y ha sido un éxito”, relató.
El éxito de emprender no está exento de desafíos. La operación del negocio requiere un esfuerzo colaborativo, tanto de sus dos empleados como de su familia.
“Todo el mundo tiene mucho trabajo. Es bien tedioso, es bien sacrificado, el tiempo es bien corto, bien limitado el tiempo libre que tenemos”, afirmó al mencionar que su esposa y la esposa de uno de sus empleados preparan las carnes desde sus hogares.
Cómo se creó
Mejías-armado de sus conocimientos de soldadura-efectuó un corte redondo al carro para unir la plataforma de metal. Todos los elementos del carro-como los neumáticos, frenos y ejes, entre otros-permanecen.
“No fue muy difícil. Hicimos un esqueleto (de la plataforma) con tubería y lo adaptamos a esa mitad del carro. Toda la parte del carro es lo que el carro tiene; tiene disco, tiene freno, tiene goma, tiene sus ejes, tiene todo de fábrica del carro. Creamos ese esqueleto, montamos y lo pusimos a nuestras comodidades y resultó”, explicó al detallar que el baúl se utiliza para almacenar mesas y artículos de uso diario.
Previo a inaugurar operaciones, Mejías dedicó largos días a perfeccionar la receta de su adobo y gestionar los permisos necesarios para vender.
La visión de Mejías no se limita a este negocio. Próximamente, visualiza establecer un segundo negocio bajo el mismo concepto del automóvil para la venta de “hot dogs”.