Por Redacción Es Noticia
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Los aneurismas pueden ocurrir en cualquier arteria. Sin embargo, se producen más frecuentemente en la aorta, la arteria principal que transporta la sangre desde el corazón por el pecho y el abdomen hacia el resto del cuerpo.
El aneurisma puede producirse tanto en el tracto abdominal (aneurisma abdominal) como en el tracto torácico (aneurisma torácico). En cuyos casos la parte de la aorta afectada por el aneurisma se dilata o se ensancha, debilitando la pared y esto puede provocar su rotura.
Diversos estudios demuestran que los aneurismas de aorta están presentes en el 2 a 4% de las personas de más de 50 años, fundamentalmente hombres, y el 80% se localizan en la aorta abdominal.
Entre los factores de riesgo del aneurisma aórtico (abdominal o torácico), podemos mencionar: el fumar, antecedentes familiares, edad avanzada, presión arterial alta, colesterol alto, enfermedades del corazón o enfermedad vascular (problemas de los vasos sanguíneos).
“Cualquier persona que sufra de aneurisma de aorta se enfrenta a una condición que pone en peligro su vida, porque la aorta podría romperse de forma repentina. Y como la mayoría ocurre en pacientes que no presentan síntomas, esto precisamente ocasiona la ruptura inesperada que provoca una hemorragia interna de alto riesgo y mortalidad. Sin embargo, si se detecta a tiempo y se interviene, las tasas de éxito de la cirugía son altas y las probabilidades de poder llevar una vida normal también”, señaló Fernando Joglar, cirujano vascular.
Por lo general, el aneurisma no presenta síntomas hasta que alcanza un tamaño muy grande o incluso se rompe. En estos casos, los principales síntomas que pueden producirse son dolor de espalda y de pecho, y una disminución de la presión arterial, náuseas, piel fría, húmeda y pálida.
Si el aneurisma no es lo suficientemente grande como para palparse en un examen físico, se puede diagnosticar de antemano mediante un ultrasonido abdominal (en el caso de un aneurisma abdominal) o un ecocardiograma (en el caso de un aneurisma torácico).
Si bien un aneurisma de la aorta puede ser fatal si se rompe, la buena noticia es que existe un tratamiento eficaz para evitar que eso suceda. Al comprender los factores de riesgo, los síntomas y las opciones de tratamiento, puede estar preparado para actuar rápidamente si es necesario.
“El tratamiento definitivo siempre es quirúrgico, tanto en un aneurisma no complicado como roto. Hoy en día, se puede optar por una intervención endovascular o reparación de aneurisma endovascular (EVAR), que es un procedimiento de mucho menos riesgo de complicaciones, mínimamente invasivo, y el paciente pasa menos tiempo en el hospital y con muy buenos resultados”, expuso el cirujano vascular Rafael Santini.
Distinto a la cirugía abierta del aneurisma, en la que se abre el pecho o el abdomen y se cambia la aorta afectada por una prótesis, en el procedimiento endovascular, sólo se introduce, desde la ingle, un “stentgraft” o una malla metálica cubierta con tela, para aislar la aorta afectada.
No todos los aneurismas de la aorta necesitan cirugía. Las pruebas de cernimiento a tiempo son de suma importancia pues se disminuye las complicaciones y mortalidad asociadas a las aneurismas. Con el diagnóstico de una aneurisma es importante que sea evaluado por un especialista en patología vasculares.
Nunca es demasiado tarde para hacer cambios saludables en el estilo de vida, como dejar de fumar, consumir alimentos saludables y realizar más actividad física. Estas medidas pueden ayudar a prevenir el aneurisma de la aorta y sus complicaciones.