Por: Héctor Coca
Sicólogo
Comienzan las clases y es como tener pesadillas de lo que fue el ajuste sorpresivo, el semestre pasado, a llevar los estudios “on-line” con los hijos.
No tiene que ser así. Las siguientes son unas ideas basadas en expertos en pedagogía, así como principios básicos de modificación conductual adaptados a la Escuela:
Comienza los preparativos una al menos semana antes.
Piensa en los tropiezos del semestre pasado y crea una lista de cómo evitarlos para que el niño funcione mejor.
Crea un pequeño salón de clases en la casa. Intégralo al diseño de su “salón de clase”. Sillas y mesas de su tamaño, cuadros educativos, áreas de material escolar son algunos de los ejemplos de lo que puedes construir.
La idea es que al ser nuevo tendrá un efecto motivador en el niño adolescente. Involucra a otras personas que para el niño sean importantes.
No castigues o regañes para fomentar aprendizaje. En finales de la década de los ochenta un grupo de maestros de educación especial comenzaron a realizar investigaciones científicas y publicaciones importantes relacionadas a los principios de modificación conductual adaptados a la escuela y al aprendizaje.
A consecuencia de estos trabajos nace el concepto de PBIS (Positive Behavior Intervention and Support). Entre los hallazgos sobre estos trabajos investigativos está el dato de que no existe relación entre castigar y tener mejor desempeño en la escuela.
El castigo (aplicación de estímulos aversivos para extinguir conducta) debe ser el último recurso, y debe basarse en retirada de privilegios. Algunas costumbres terribles para el manejo de la conducta de los niños son: “cantaletas”, golpearlo físicamente (aún suave), gritos, insultos o provocación. Negocia (intercambio), y premia la conducta adecuada y verás la repetición de esta.
Toma en cuenta su etapa de vida. Mientras menor el niño, la supervisión debe ser más directa y el lenguaje más sencillo. Las expectativas demasiadas elevadas te crearán frustración y a él o ella una estima propia baja. Esta última se relaciona con bajo desempeño académico.
Recuerda: el niño no se adapta a ti, tú debes adaptarte a él o ella. Haz un inventario personal. ¿El niño se está convirtiendo en el “chivo expiatorio” de tu sobrecarga, estrés y frustración? Un nivel alto de frustración, científicamente hablando, se relaciona con aumento de la posibilidad de una reacción agresiva.
Mantén una comunicación directa y más frecuente con sus maestros. No postergues esta comunicación. También será útil vincularte con otros padres de compañeros de tus hijos. Nadie es más inteligente o fuerte que todos.
Prueba los sistemas de “video llamada” días antes. Ya existe investigación que relaciona el estrés con la “video llamada” para trabajo y el estudio. La conciencia de que nos ven en un video, la preparación, las deficiencias de la señal, son algunos factores que contribuyen a la sobrecarga.
No permitas que vaya a clase sin preparación previa. Pelos sin peinar, pijamas o prácticamente brincar de la cama a la computadora, pueden ser hábitos inadecuados que obstaculizan el resto del día y la necesaria sensación psicológica de que las clases comenzaron.
Por último: quieres buena actitud? Muéstrale tú primero. Buen humor y énfasis en todo lo que ofrecerá el día. Comunícalo con sus compañeros desde antes para que compartan lo que hacen para prepararse. El cambio es gradual y requiere de consistencia. ¡Todo va a estar bien!