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Jun: 74 años, vive sin agua ni luz, solo desea ver su hijo

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Por Nydia Bauzá
redaccion@ esnoticiapr.com

 

GUÁNICA – Con el ojo derecho abierto y el izquierdo semicerrado, acompañado de recuerdos, Modesto ‘Jun’ Rodríguez Lebrón, miraba a lo lejos sentado en el balcón… Fotografías que han perdido el color, peluches, muñecas y restos de juguetes cubiertos de polvo, un cuadro de Mickey Mouse, posters de mujeres modelos, recortes de periódicos de la medallista olímpica, Monica Puig y del triple campeón del boxeo Tito Trinidad, imágenes religiosas, dos relojes de pared, baterías, una cinta métrica, dulces en un recipiente plástico, potes vacíos, un par de tijeras, lápices, bolígrafos, chapas de diferentes tamaños, sobres de ketchup, un cortauñas, un frasco casi vacío de colonia de bebé, un desodorante y una cajetilla de cigarrillos Ashford, impregnan la entrada de la morada ubicada en la calle principal del barrio La Luna, en Guánica. Pegatinas de campañas de políticos rojos y azules, un machete de madera y varias banderas de Puerto Rico complementan el recibidor.

Un cuadro del Ángel de la Guarda cuelga de una de las columnas. “Ese lo encontré aquí guindando en la cerca de la verja y un reloj con una cotorra”, detalló Modesto, quien se había desayunado “un pote de sopas”. Era domingo al mediodía y con una media sonrisa en los labios mostró a Es Noticia una caneca vacía desechada en un cubo cerca de sus pies, testigo de su rutina mañanera.

“No puedo tapar el cielo con la mano, casi todos los días me doy una caneca. Yo tomo ron y cervezas. No uso drogas”, confiesa. Desaliñado, vestía mahón corto, camiseta roja y llevaba una faja en la cintura, de las que se usan para mantener postura y un colgante en el cuello con una llave.

Vive solo, no tiene agua ni luz en la casa de concreto que, según dijo, le dejaron sus fenecidos padres. “Tengo escrituras de todo”, aseveró el hombre que el 26 de diciembre de este año cumple 75 años.

En la marquesina, un Toyota Tercel, de los años 90, sin marbete y sin tablilla, parecía llevar mucho tiempo allí. “Ese carro era del padre mío”, sostuvo Modesto, quien continuamente se llevaba una mano al oído y nos pedía que le habláramos más alto.

“Cuando cobre ahora voy a hacer un préstamo para poner el agua y sacar el carro para la calle”, expresó.

Relató que hace más de cinco años no tiene agua ni luz. Para cubrir sus necesidades dijo que busca agua en el parque de pelota o un amigo se la lleva en pailas. Desde el balcón, donde conversó con Es Noticia, dijo que cocina en una estufa de gas.

“Yo no estaba viviendo aquí, me quedaba con una amiga por La Joya, en Santa Rita (otro sector). Nos hablamos, pero me separé de ella y me quedo aquí”, sostuvo el guaniqueño. Reclamó repetidas veces que tenía una lavadora, que heredó de sus padres, que la prestó a un familiar, pero no se la devolvió.

Tiene dos hijos y dijo que crió otros dos, desde pequeñitos. “Los míos nacieron aquí. Ambos viven en Niuyol (Nueva York)”, indicó. Tiene cuatro nietos y cuatro bisnietos.

“Estoy loco por ver a mis hijos y a mis nietos, los primeros nietos se criaron conmigo en Niuyol”, manifestó el hombre, quien dijo que recibe Seguro Social y Cupones de Alimentos. No dijo cuánto. “El mes pasado hice una buena compra. Hoy frío chuletas”, indicó. Dijo que no tiene plan médico, que no lo necesita. “Yo me siento bien gracias a Dios”, reclamó.

-¿Y si se enferma qué va a hacer?

“Voy al hospital, me tienen que atender. Cualquier ser humano que llegue a un hospital tienen que atenderlo, sino le dan un buen boleto”, replicó.

Hace unos meses se cayó en el portón de entrada de la casa. Todavía tiene la muñeca de la mano derecha hinchada y en la frente se veían las marcas de una herida. “Me lavé todo esto con ron y me limpié la sangre”, narró para agregar que no quiso que le tomaran puntos de sutura “porque no puedo ver agujas”.

Modesto estudió hasta el sexto grado y a los 12 años, después de haber picado caña en una central azucarera, emigró con sus padres a Nueva York. Dijo que éstos regresaron a Guánica y él se quedó en la urbe neoyorquina donde trabajó por 30 años en diferentes labores, entre ellas, recogiendo carros abandonados para ser decomisados en junkers. Luego regresó a su pueblo natal.

Dijo que se entretiene limpiando el patio de la parcela y que su mayor deseo es ver a sus dos hijos que viven en Nueva York. “

No los veo hace más de 20 años, quiero que vengan para acá conmigo. Llevé a la nena de seis meses y ya tiene dos hijos. Mi hijo ya es abuelo. Si ellos no vienen yo voy a ir a verlos porque les tengo la sorpresita de esta casa y el carro, por si algún día yo falto mis hijos tienen casa y carro. Esto tiene cuatro cuartos de dormitorio y una casita pequeña atrás”, describió.

Mostró recelo a que se le asigne un ama de llaves para que le asista en el hogar o ser referido a un centro de cuidado para adultos mayores. “Mientras pueda andar me quedo aquí, en mi casa”, sentenció.

Es fanático de la lucha libre, dijo que no está de acuerdo con la violencia machista, que no cree en las elecciones y que muchos políticos “hombres y mujeres, son de dos caras”.

“Soy puertorriqueño hundred percent, hasta la muerte”, sostuvo al apuntar con el dedo índice hacia las monoestrelladas pegadas en el balcón de la humilde vivienda guaniqueña.