YAUCO – Jennifer Lugo Rivera nunca pensó que su vida laboral fuese a dar un drástico giro. La enfermera graduada, quien se especializaba en el área geriátrica, decidió intentar un trabajo muy diferente al que venía realizando por los últimos años.
Influenciada por el sueño de su esposo, Radamés Fernandini Torres, decidió incursionar en el arte de la cocina japonesa.
“Mi esposo lleva muchos años trabajando en cocinas y restaurantes y desde hace mucho tiempo soñaba con tener un negocio propio. El momento surgió y aprovechamos. El tenía la idea y el plan de negocio y yo tenía un dinerito guardado y decidimos arrancar”, contó la yaucana. La primera inversión que realizaron fue la compra de un carretón y luego los equipos de cocina.
“En ese momento nosotros vivíamos en San Juan y queríamos poner nuestro carretón de sushi en Piñones. Ese era nuestro plan, pero la burocracia y la larga espera por los permisos nos hizo reconsiderar nuestro destino”, relató la joven madre de dos niños.
Aprovechando un fin de semana libre de sus trabajos, la joven pareja decidió mover su carretón a Yauco, pero solo con la intensión de probar por ese fin de semana y luego regresar a San Juan y esperar por los permisos de Loíza.
“Eso era lo que estaba en nuestros planes, pero ese fin de semana lo cambió todo. El primer día fue tanta gente a nuestro negocio que nos quedamos cortos de materiales. Eso nos preocupó mucho porque honestamente no fuimos preparados para tanta demanda y podría traer molestia entre los clientes. Para nuestra sorpresa la gente esperó con mucha paciencia y muchos hasta volvieron el día siguiente”, recordó Jennifer.
Tras el apoyo de los yaucanos, la joven pareja decidió dar un giro a sus planes iniciales y regresar a su amado ‘Pueblo del Café’. “Sin pensarlo mucho, decidimos renunciar a nuestros trabajos para dedicarnos a nuestra pequeña empresa. No solo hemos tenido éxito, también tuvimos la oportunidad de regresar”, expresó la joven.
“Utilizamos productos frescos y de buena calidad porque sabemos que de eso depende el sushi. Tenemos opciones para todos, desde los pescados crudos, hasta pollo y churrasco para complacer el paladar de todos. Lo otro que nos distingue es que preparamos todas nuestras salsas y eso hace la diferencia en el producto. La verdad es que es un buen sushi”, explicó la propietaria.
Tanto Jennifer como Radamés disfrutan de esta aventura y del tiempo de trabajo juntos.
“Ya no tengo que romper noches”, dijo Jennifer con un tono jocoso. Dragon abre de jueves a domingo y se ha convertido en el sustento de la familia Fernandini Lugo.
“Planificamos comprar un vagón más grande porque el carretón se nos ha quedado pequeño y en un futuro queremos abrir vagones en diferentes puntos, pero todo a su tiempo”, dijo la joven y añadió que lo más bonito de su negocio ha sido ver realizado el sueño de su esposo y haber regresado a Yauco.
“No puedo terminar sin dar las gracias a mi suegra Wanda, por su ayuda y apoyo incondicional, y gracias a todos nuestros clientes por su apoyo”, dijo.