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Octogenaria sigue presa y nieta se quedó con su casa

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Por Sandra Rodríguez Cotto

BLOG: En Blanco y Negro con Sandra

 

En Nochebuena encerraron en la Cárcel Regional de Bayamón a María Parrilla Álamo, acusada por amenazar a su nieta con un machete y no poder pagar los $20,000 que le impusieron de fianza.

Los hechos habían ocurrido un día antes, el 23 de diciembre. Nueve días han pasado y desde entonces, la octogenaria sigue presa, pero el caso tiene unos ribetes que ponen en tela de juicio el abandono a los envejecientes, la crisis social y la inacción de agencias del gobierno como el Departamento de la Familia.

La nieta, Sol Rivera Álamo, de 35 años y el hijo de ésta de cinco, se quedaron viviendo en la casa de la abuela. Nunca trascendió que contra esa joven pesaba una orden de desahucio emitida por el tribunal desde el 1ro de diciembre, para que ella abandonara la casa de su abuela a donde se había mudado a la fuerza. Al final, en un evento confuso, acusaron a la abuela, llegó la Policía, la metieron presa y la nieta se quedó con su propiedad.

Esto hechos ocurrieron en una residencia rural, de dos pisos, ubicada en el barrio Los Dolores en Río Grande.

«Me preocupa la vida de esta señora. Este caso es una gran injusticia que demuestra el abandono que hay con los viejitos de este país”, dijo Noemí Rodríguez quien lleva días buscando cómo ayudar a la octogenaria.

Rodríguez dirige la Organización Pro-Derechos de Nuestros Ancianos (OPA) y ha estado intentado ayudar. “Me preocupa que la víctima aquí realmente es la abuela, esa señora de 80 años”, expresó.

Es probable que mañana, 4 de enero, haya una vista en el Tribunal de Fajardo para determinar si Parrilla Álamo sale de la cárcel hacia un hogar en lo que la nieta consigue una vivienda y en lo que se ve la vista formal por su caso, agregó.

Esa otra audiencia está pautada para el 9 de enero, ante el juez Orlando Puldón, explicó Rodríguez, quien dijo que obtuvo esa información del personal de la Sociedad para la Asistencia Legal (SAL) que representa a la octogenaria e investigaba sobre su estado de salud. El caso fue referido al abogado Francisco J. Esquilín (RUA 22767) de la SAL, agregó la activista de la OPA.

“Yo estuve hoy en la Sociedad para la Asistencia Legal porque he seguido investigando y pude entrevistar a la nieta. La información que ella me dijo es bien conflictiva y demuestra que aquí están pasando unas irregularidades con esa señora de 80 años”, dijo Rodríguez. “Es injusto que se trate de esa forma a una persona de tan avanzada edad cuando hay otros elementos pasando”, indicó.

Entre las cosas que Rodríguez corroboró está el hecho de que funcionarios del Departamento de la Familia visitaron el hogar de la envejeciente en el verano, tras una pesquisa que había iniciado con una querella en la Policía Municipal de Río Grande. No encontraron nada.

“Eso fue porque unos policías municipales encontraron a la señora llorando. Cuando le preguntan, ella dice que la nieta no se quería ir de su casa y que ella le tenía miedo a la nieta”, dijo Rodríguez.

Parrilla Álamo manejaba su carro y con los policías llegaron hasta la casa, pero en aquel momento la nieta no llegó. Posteriormente la nieta llega y la dijo que no sabía nada y que su abuela tenía problemas de salud mental. La Policía refirió a Familia, pero los funcionarios de esa agencia no encontraron nada y cerraron el caso.

Otro elemento en el drama familiar es que Rodríguez encontró que Parrilla Álamo tiene una hija que está presa por haber intentado quemar vivo a un vecino. Esa hija es la madre de Rivera Álamo, quien permanecía en la casa de la abuela.

“Yo le pregunté a la nieta si la señora tiene más familiares por qué nadie sale, ella me dijo que es porque quizás todos quieren quedarse con su casa”, dijo Rodríguez.

“Esta señora vive en un campo, en una zona rural, donde es normal que tengan machetes para atender sus plantas. Hay qué ver qué pasó en esos hechos y si está presa injustamente por un abuso. Por eso vamos a seguir empujando para que se acabe esta indiferencia con los viejitos”, agregó Rodríguez.