Por Miguel Díaz Román
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Mientras comenzaban a sentirse en Guánica la primeras lluvias y ráfagas de viento con motivo del paso del posible ciclón tropical 9, el alcalde, Santos Seda Nazario, sostuvo que está en control de la situación a pesar de que sólo cuenta con un refugio, cuyo espacio estará sumamente reducido debido al distanciamiento que se requiere para evitar el contagio del coronavirus.
No obstante, el alcalde dijo que podrá manejar la situación porque las estadísticas en Guánica sobre eventos pasados de mayor gravedad, indican que se han albergado menos de 200 ciudadanos en los refugios.
El sismo del pasado 7 de enero inhabilitó totalmente seis escuelas que eran los principales refugios de Guánica. Solo una escuela, la Franklin Delano Roosevelt, quedó en condiciones aceptables para que el gobierno central autorizara su uso como refugio.
“La situación es retante porque solo tenemos un refugio, que es la escuela Franklin Delano Roosevelt, en la que temenos espacio para 70 personas. Pero también tenemos apartamentos que regularmente se usan para el alquiler a corto plazo para turistas, hoteles de la zona y el centro de envejecientes”, dijo Seda Nazario.
El alcalde agregó que cuenta con tres centros comunales, pero explicó que en ellos albergará a los refugiados que sean pacientes de coronavirus.
Además, el alcalde indicó que ya coordinó con sus empleados los trabajos de atención en el refugio y la transportación de refugiados desde sus comunidades en vehículos municipales. También se acondicionó el equipo pesado para mover tierra, rocas y otro material si ocurren desprendimientos desde los montes cercanos a las carreteras.
“Lo que estamos pidiendo a la gente es que traten de buscar alojamiento con sus familiares o amigos. Y que si no tienen opción, acudan al refugio que tenemos”, indicó el alcalde.
Agregó que en medio de la amenaza de la tormenta continúan ocurriendo temblores en la zona sureoeste y en el día de hoy ya se han sentido dos sismos. Uno de ellos fue de magnitud 3.8 y ocurrió a las 4:45 de la madrugada. El otro se sintió cinco minutos después, a las 4:50 de la madrugada, y su magnitud fue de 3.5.
“No salimos de una una cuando ya estamos en la otra”, indicó resignado Santos Nazario, quien además de lidiar con los cuantiosos destrozos cusados por los simos en miles de viviendas y estructuras del gobierno municipal y estatal, también ha tenido que manejar los graves efectos emocionales que los sismos han causado en la población.
“La gente sigue muy afectada y muy depresiva”, comentó el alcalde.
