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Petra: “No fui a la escuela para ayudar a mi mamá”

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Por Nydia Bauzá
redaccion@esnoticiapr.com

 

GUÁNICA – A sus ochenta abriles Petra, cuyo nombre de pila es Patricia Castro Román, se refrescaba bajo un frondoso árbol de mangó en una esquina de la verja de su casita en concreto con techo de zinc, pintada de azul cielo, en lo alto de una loma. Conversaba con su hermana Margarita, quien le había hecho la visita de domingo y después de compartir el café de las 3:00 de la tarde, las hermanas de la tercera edad, acariciadas por la brisa de las robustas ramas, se entretenían escuchando bachata.

Ambas viven en la comunidad María Antonia, en el barrio La Luna en Guánica, donde se criaron y se visitan con frecuencia. La brisa que soplaba en el patio de la vivienda contrastaba con la árida vegetación cercana de la reserva forestal del Bosque Seco.

Petra vive sola, es de las mayores de una cepa de 12 hermanos. Nunca fue a la escuela.

“Yo nací en Yauco. Primero vivimos en el pueblo de Guánica y después, nos pasamos para acá a La Luna y aquí nos quedamos. Éramos doce. No fui a la escuela para ayudar a mi mamá a cuidar a sus hijos”, narró la humilde mujer de pocas palabras a Es Noticia, a quien entrevistamos en la verja de la casa, donde estaba sentada. Junto a ella tenía un celular.

Aunque su nombre es Patricia, sostuvo que en el barrio la conocen como Petra, el apodo que le puso la familia desde niña. “Yo nunca le daba el nombre mío a nadie. Aquí no se me conoce por ese nombre (Patricia), me conocen por Petra. Yo supe que me llamaba así cuando fui a llenar los papeles del Seguro Social”, contó la guaniqueña que muestra pérdida de algunas piezas dentales.

De sus recuerdos imborrables la madre de ocho hijos contó que perdió a su retoño menor hace 51 años durante las inundaciones de Eloísa. “Los primos y vecinos convidaron al nene para el monte y Carlitos se ahogó en un pozo. Tenía 9 años. Tragó mucha tierra. Era bien lindo, era rubio”, evocó con tristeza. También dijo que perdió a José, el mayor, cuando éste tenía 61 años.

“Acá tengo tres, dos hembras en Guánica y un varón en Mayagüez y allá afuera (en Nueva York) tengo tres varones que trabajan remodelando apartamentos. Todos son buenos conmigo”, sostuvo.

Narró que su esposo David murió en 1961 y ella enviudó a la edad de 30 años. Ya había tenido a sus ocho hijos. No se volvió a casar. “Me he quedado así, sola”, expresó Petra, quien aseguró que goza de buena salud. No tiene diabetes, pero toma medicamentos para la presión alta. “Yo lo cojo suave”, dice para agregar que todos los días temprano en las tardes coge una siesta.

“Cuando quiero cocinar temprano, cocino temprano, no tengo que estar pensando mucho. A veces veo todo nublao’ y digo: voy a cocinar temprano por si acaso se va la luz y dejo la comida hecha”, cuenta.

Una de sus hijas vive en la misma calle de la comunidad y dijo que siempre está al pendiente de ella al igual que su otra hija, que vive en el pueblo de Guánica. También dijo que su hijo que vive en Mayagüez la procura. “Mi hermana Margarita, siempre me da la vuelta, nos llevamos bien”, agregó.

“Mi hija que vive aquí cerca me lleva a todos los sitios. No tengo que salir a pagar, ella me paga todo. Si voy al doctor la guagua viene a buscarme y me trae, se lo digo a mi hija y ella está pendiente”, relató la mujer de la tercera edad que que recibe Seguro Social, Cupones de Alimentos y Medicare

-¿Cómo se entretiene?

“Me pongo a barrer el patio, a barrer arriba y a limpiar. Me gusta limpiar. Me levanto temprano como a las 5 o las 6 de la mañana. Hago café y desayuno. No me gusta estar acostá”, sostuvo.

“En el televisor veo las novelas y las noticias, veo na’ más que un canal”, agregó Petra, quien el próximo 5 de abril cumple 81 años.

Dijo que originalmente su casita era de madera y zinc y fue destruida por un fuego. Logró reconstruirla en concreto a través del Programa de Comunidades Especiales creado mediante ley en 2001 por la entonces gobernadora Sila M. Calderón.