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Protestas masivas en EE. UU. rechazan políticas de Trump y defienden la democracia e inmigración

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Por Redacción Es Noticia
redaccion@esnoticiapr.com

Las calles de ciudades y pueblos en todo el país se llenaron el sábado de manifestantes que marcharon bajo el lema “No Kings” (“Sin reyes”) para rechazar las políticas del presidente Donald Trump. Las manifestaciones, descritas como una de las mayores movilizaciones ciudadanas en años recientes, reunieron a millones de personas que alzaron la voz en defensa de la democracia, los derechos de los inmigrantes y contra el autoritarismo.

Desde Nueva York hasta Los Ángeles, y desde Filadelfia hasta Austin, los manifestantes marcharon pacíficamente —en su mayoría— con pancartas, banderas, tambores y cánticos como “Trump debe irse ahora” o “Sin reyes. Sin coronas. No nos inclinaremos”. Las protestas surgieron en respuesta a redadas federales recientes contra inmigrantes, el despliegue de la Guardia Nacional y marines en ciudades como Los Ángeles, y lo que organizadores denunciaron como intentos de gobernar por decreto.

Eventos destacados y algunos hechos violentos

La jornada no estuvo exenta de incidentes. En Los Ángeles, la policía utilizó gases lacrimógenos y municiones de control de multitudes para dispersar a manifestantes luego de finalizado el evento principal. En Portland, agentes federales dispararon balas de goma y granadas aturdidoras frente a una oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), declarándose un motín cuando algunos manifestantes prendieron fuego al edificio.

En Salt Lake City, un tiroteo durante una marcha dejó a una persona gravemente herida y tres detenidos, incluido el presunto tirador, quien también recibió una bala. Las autoridades investigan si el ataque fue de naturaleza política.

En Culpepper, Virginia, un conductor atropelló a un manifestante intencionalmente con su camioneta; fue arrestado y acusado de conducción imprudente.

Multitudinaria participación en todo el país

Las cifras impresionaron: más de 70.000 personas marcharon en Seattle, mientras que en Atlanta, el evento central alcanzó su capacidad máxima de 5.000 asistentes y miles más se congregaron afuera del perímetro. En Filadelfia, Love Park fue el epicentro de cánticos como “Lucha contra la oligarquía” y “Deporta a los miniMussolinis”.

Una marioneta gigante representando a Trump con corona y sentado en un inodoro dorado recorrió las calles de Washington, donde el presidente asistía a un desfile militar por el 250° aniversario del Ejército.

Símbolos, voces y demandas

Muchos manifestantes ondearon banderas estadounidenses —algunas al revés en señal de auxilio— y mexicanas, en clara alusión a la defensa de los derechos migratorios. Hubo piñatas con la figura de Trump, coronas de papel de aluminio y disfraces de la Estatua de la Libertad. En ciudades como Charlotte, Nueva York y Jackson, resonaron los llamados a resistir el autoritarismo y a recuperar el rumbo democrático del país.

“Hoy, en estados republicanos y demócratas, en pueblos rurales y grandes ciudades, los estadounidenses se unieron pacíficamente y dejaron claro: no queremos reyes”, declaró la Coalición No Kings al final de la jornada.

Temores y tensiones políticas

En algunos estados como Minnesota y Texas, las autoridades advirtieron amenazas contra legisladores estatales, lo que llevó a cancelar o reforzar la seguridad en varias protestas. En Minnesota, aunque el gobernador Tim Walz instó a la población a no participar, miles se manifestaron. En Texas, una amenaza creíble obligó al cierre temporal del Capitolio estatal.

Aun así, las multitudes respondieron con presencia masiva y mensajes de unidad. Como dijo Peter Varadi, un manifestante en Los Ángeles que votó por Trump en el pasado: “Ahora me arrepiento. Son los latinos hoy. ¿Quién sigue mañana?”.

El país dividido, pero movilizado

Mientras Trump celebraba con un desfile militar en Washington, las calles hablaban otro idioma: el del descontento, la resistencia pacífica y el deseo de un liderazgo democrático. Desde jóvenes estudiantes hasta inmigrantes naturalizados, pasando por antiguos simpatizantes del presidente, la jornada dejó claro que buena parte del país está dispuesto a alzar la voz —y mantenerse en pie— por los valores democráticos que consideran en riesgo.

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