Por Sandra Caquías Cruz
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PONCE – Justo en los días en que se cumplían los cinco años del paso del huracán María, otro evento atmosférico de gran fuerza azotó a Puerto Rico dejando a su paso destrucción, pueblos completos sin servicio de energía eléctrica, miles de personas y comercios sin agua potable, carreteras intransitables y viviendas anegadas.
El golpe es el cuarto que recibe el país en menos de cinco años. El huracán María golpeó con furia el sur en el 2017 y la región aún no se levanta de esos estragos. En enero de 2020 varios terremotos de gran intensiva sacudieron, principalmente el sur, con una secuela de sismos que aún viven los de la costa sur.
La pandemia del coronavirus llegó en marzo de 2020 y causó muerte. Apenas el pueblo intentaba reponerse de esos golpes a la economía cuando el huracán Fiona, el pasado lunes 19 de septiembre, toco suelo boricua. Los daños se calculan en millones de dólares. Tardará en que se conozcan las verdaderas cifras de esas pérdidas.
La ciudad de Ponce fue una de las más afectadas con lo ocurrido. Las inundaciones en comunidades al este de la Ciudad y los fuertes vientos de Fiona en la zona rural dejaron graves daños.
Un antiguo edificio que había sufrido daños durante el terremoto de enero de 2020, colapsó. En la comunidad Punta Diamante hubo maltrechas viviendas, en terrenos una vez rescatados, que se convirtieron en trozos de madera y escombros.
Las bombas que deben dirigir al mar el agua que llega a la comunidad La Playa, en Ponce, no funcionaron por lo que la carretera estuvo intransitable -debido a que se inundó- por varias horas. El comercio en Ponce trataba de regresar a la normalidad sin los servicios esenciales. La falta de energía eléctrica complicaba los trabajos para los policías que amanecían en las intercepciones tratando de coordinar el tránsito.
El alcalde de Ponce, Luis Irizarry Pabón, hizo un reclamo público, tanto a la empresa LUMA Energy como la Autoridad de Energía Eléctrica y al gobierno de Pedro Pierluisi, para que avanzaran a energizar los hospitales por las graves repercusiones que eso representaba para la población. Los hospitales y centros de salud estaban operando con sus sistemas de generadores.
“Tenemos que prender los cuatro hospitales principales de la Ciudad, los centros de diálisis y las instalaciones de seguridad. Les hago un llamado (a LUMA, AEE y Gobierno) a la sensibilidad y a la acción”, expresó Irizarry Pabón, quien es médico de profesión.
Mientras, en el municipio de Salinas los daños en la agricultura, carreteras y hogares fueron cuantiosos. El miércoles pasado había 147 personas refugiadas en escuelas porque no pudieron regresar a sus hogares debido a que lo perdieron todo, informó la administración municipal.
La carretera PR-1 colapsó en dos tramos distantes por lo que residentes de las comunidades Parcelas Vázquez, Sabana Llana, Vertero, Monte Grande, Palma y Naranjo, entre otros sectores, tenían que recorrer un largo tramo y utilizar la autopista Luis A. Ferré para poder llegar al pueblo. En el otro tramo, en la comunidad Las Ochenta, el colapso redujo a un solo carril la vía que conecta a Santa Isabel y Salinas.
Sin duda, uno de los mayores daños dejados por el huracán Fiona en este costero pueblo fue al sector agrícola. “Se perdió el 100% de la agricultura”, informó el municipio. Cientos de cuerdas de terreno en Salinas estaban sembradas de hortalizas, plátanos y papayas. La cifra de daños no la habían estimado.
El municipio estimó en 2,500 los damnificados sin contar que el 100% del pueblo no tenía servicio de energía eléctrica y que el colapsó de una tubería provocó que cientos de familias no tuvieran el servicio de agua potable.
El alcalde de Adjuntas, José Hiram Soto Rivera, informó que un tramo de la carretera de la comunidad Juan González cedió obligando a una familia a abrirse paso por una finca privada para poder salir de su vivienda. Otras carreteras quedaron obstruidas cuando árboles y lodo bajó de los montes y bloqueó la vía.
Soto Rivera explicó que cuando acudió al rescate de esa familia, un grupo de obreros quedó atrapado porque el cúmulo de lodo les impedía salir de la comunidad.
El alcalde de Guayama, O’brain Vázquez Molina, utilizó las redes sociales, informó que en ese pueblo hubo unas cuatro viviendas que se las llevó al caudal del río Guamaní y hubo personas que quedaron atrapadas por varias horas.
El ejecutivo municipal indicó que hubo comunidades como Mosquito, donde el agua le llegó a las rodillas a los residentes. La cifra en daños no había sido estimada.
El gobernador Pedro Pierluisi informó -el jueves temprano- que el presidente de los Estados Unidos había firmado la declaración de ‘Desastre Mayor’ de manera expedita. “Para agilizar el proceso, FEMA utiliza los datos disponibles de inmediato. Los municipios que no hayan sido incluidos pueden ser añadidos, según FEMA continúa evaluando los daños”.
“Con la aprobación, 78 municipio ya tienen acceso a las ayudas mediante Asistencia Púbica para trabajos de respuesta y obra de recuperación; 55 municipios fueron incluidos para el programa de Asistencia Individual”, expresó el Mandatario.
La mañana del jueves, solo había 495,000 clientes de la LUMA Energy con servicios de energía eléctrica. Unas 459 personas estaban refugiadas, así como 47 mascotas, en 38 escuelas utilizadas de manera provisional para ese fin. En la región sur había refugios en Adjuntas, Coamo, Guánica, Guayama, Guayanilla, Juana Díaz, Ponce, Salinas, Santa Isabel, Villalba y Yauco, según el portal del Gobierno destinado a atender la situación: preps.pr.gov