Por Sandra Caquías Cruz
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Cinco meses se cumplen hoy de aquel 7 de enero en que el pueblo dormía cuando el suelo puertorriqueño se estremeció con un fuerte terremoto que derrumbó o amenazó con desplomar miles de estructuras.
El epicentro del terremoto, cuya magnitud alcanzó los 6.4 (Mw), fue en aguas al sur de Guayanilla. El terremoto se sintió en todo el país. Era las 4:24 de la madrugada.
Los puertorriqueños despertaban, por segundo día consecutivo, con un movimiento de tierra, pero esta vez era el más fuerte desde el 11 de octubre de 1918, el cual tuvo una magnitud estimada en 7.3 en la escala Richter.
La magnitud de los daños -del pasado 7 de enero- no tardó en aparecer en las redes sociales. La isla se había quedado a oscura.
Fotografías oscuras de una iglesia, cuyas paredes en ladrillo colapsaron, revelaban al mundo la magnitud de lo acontecido. El techo de una escuela de tres niveles cedió ante la debilidad de las columnas. Casas colapsadas pintaban un panorama desolador en los pueblos al suroeste del país.
Guánica, Yauco, Guayanilla, Peñuelas y Ponce fueron los municipios más afectados. Un hombre murió en Ponce cuando la pared de su casa colapsó sobre su cama. No hubo más muertes por colapso de estructuras.
Los daños han sido millonarios. La cifra todavía no es precisa. Desde aquella madrugada la tierra no ha dejado de temblar, aunque a menor escala.
La migración de los pueblos sureños incrementó. Muchas familias que se quedaron sin casa migraron a los Estados Unidos.
Los ciudadanos trataban de regresar a la normalidad cuando llegó la pandemia por el coronavirus, de eso hace dos meses y medio. En medio de la pandemia ocurrió otro sismo y hubo más daños, la mayoría en Ponce.
Recién se flexibilizó el toque de queda que mantenía a los puertorriqueños en sus hogares, esto debido al coronavirus. Los gobiernos municipales salieron a retomar sus agendas para reponerse de los daños por el terremoto.
El alcalde de Guánica, Santos Seda Nazario, informó ayer que reinició las gestiones para la demolición de diversas estructuras en ese pueblo, entre ellas la escuela Agripina Seda, la Casa Alcaldía y 536 viviendas que deberá ser demolidas en su totalidad.
El lugar donde será depositado el material producto de esas demoliciones ya fue identificado, pero aun falta una documentación para que los trabajos comiencen.
La primera estructura a demoler sería la escuela, la cual colapsó el pasado 7 de enero. En Guánica tendrán que demoler seis escuelas.
Santos Seda informó que la labor de demoler la escuela Agripina Seda fue adjudicada y que será pagada con fondos del Departamento de Educación y la Oficina de Gerencia y Presupuesto. Los fondos ya fueron asignados, indicó.
Mientras, continúan con los permisos para demoler 536 estructuras, residencias y comercios. La Agencia federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) asignó el 75% del dinero para ese proyecto, el cual será adjudicado la semana entrante.
Ese proyecto de demolición, según explicó, requiere que el Gobierno aporte el 25% de los fondos, unos $4.1 millones, que fueron autorizados por la Junta de Control Fiscal. “El dinero ya está asignado”, aseguró el alcalde. El proyecto tiene un costo que supera los $16 millones.
El alcalde de Guánica explicó que tienen unas 1,200 estructuras señaladas para demolición parcial.
En Guánica colapsaron unas 106 viviendas debido al terremoto o los continuos movimientos de tierra que en los cinco meses transcurridos tras el terremoto no habido un día sin que tiemble la tierra.
