Los pacientes con trastorno afectivo son aquellos que tienen ideación suicida, esquizofrenia suicida, bipolaridad y ansiedad.
El manejo efectivo del ocio a través de actividades que nutran la calidad de vida del paciente se transforma en uno de los pilares de la terapia recreativa en su batalla contra las adicciones.
Se trata de una intervención planificada y diseñada para trabajar la administración del tiempo libre mediante la modificación de hábitos que encaminen a la persona a mejorar su bienestar mental, físico y social.
Así lo establece el terapista recreativo Félix Alicea del Centro de Salud Conductual San Lucas al señalar que, “hay unos conceptos erróneos en cuanto a la terapia recreativa y es que tiene unos enfoques en cuanto a la socialización”.
“Es cuestión de cómo voy a manejar ese tiempo que tal vez me está sobrando y, de una vez, me ayuda a reenfocarme en la concentración, el buen manejo del tiempo libre para lograr una buena salud, evitar el estrés constante y eso es parte de una medicina física que conlleva esto”, aseveró.
“Mi papel es tratar de que el paciente aprenda a liberar la dopamina de forma natural, ya que la adicción conlleva una alteración de la liberación excesiva de dopamina y, precisamente, es lo que vamos a educar. Además de cambios en el estilo de vida, utilizar de mejor manera el manejo de su tiempo libre, como, por ejemplo, realizar ejercicios”, expuso.
Señaló que, a través de la terapia recreativa “el paciente está realizando ejercicios de manera inconsciente. El cuerpo se asimila y se acostumbra a usar la sustancia y lleva el momento en que su efecto es mínimo, pero cuando hay una rehabilitación, el paciente pasa por un proceso”.
“El paciente llega con ansiedad, tengo que trabajarlo en cómo integrarlo en los ejercicios o juegos de mesa o recreativos, bastante activo, para buscar en él la forma natural de liberar esa dopamina. Además, tengo que trabajar su situación y trabajar la retirada. Esto es algo difícil porque el paciente se encuentra irritable en ese momento”, lamentó.
De otra parte, expresó que, antes de comenzar el procedimiento terapéutico se lleva a cabo una evaluación, bajo la cual se establecen los gustos y preferencias del paciente, de acuerdo con su respectiva etapa de vida.
Entonces, se realiza una terapia grupal en la que se divide a los participantes con trastornos afectivos, de aquellos que desarrollaron dependencia química.
“Los pacientes con trastorno afectivo son aquellos que tienen ideación suicida, esquizofrenia, bipolaridad y ansiedad. Mientras que las personas con quimo dependencia son aquellos que tienen dependencia de sustancia como alcohol, drogas y autoconsumo de medicamentos que a veces se confunde con el paciente que consume fentanilo, cocaína”, reveló.
“Hay personas que tienen dependencia de medicamentos controlados. Estas personas crean la dependencia porque una vez lo consumieron, hasta que poco a poco se profundizaron en la sustancia. Para dejarla es difícil porque crea una dependencia tan alta que crea el síntoma de la retirada que, es cuando viene la irritabilidad, la ansiedad, la necesidad, entonces conlleva gasto económico y todo eso hay que trabajarlo”, alertó.
En cuanto a los desafíos, admitió que “mi mayor reto es reforzar en el paciente el manejo del tiempo libre”.
“La recaída viene porque la mente no está ocupada cuando no hacemos nada. Ahí entra el tiempo de ocio que es la inversión del tiempo libre, como, por ejemplo, hacer ejercicios, ir al cine, paseos recreativos, actividades extracurriculares que conllevan satisfacción”, apuntó.
“Es importante recalcar que hay que saber qué hacer con el tiempo libre porque ahí, la depresión puede entrar si no sabemos invertir ese tiempo, viene el encerramiento y la persona no quiere socializar. Hay que tener cuidado porque es la alimentación a la depresión y llega un momento dado que la persona se acostumbra a ese tipo de vida”, esbozó.
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Por Centro de Salud Conductual San Lucas