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Terremoto saca familias enteras a dormir a orillas de las carreteras

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Por Sandra Caquías Cruz

redaccion@esnoticiapr.com

 

PONCE – El terremoto sacó de su vivienda a decenas de familias que prefieren pasar los días y noches a orillas de las carreteras -en esta Ciudad- por temor a volver a sentir un terremoto dentro de sus hogares.

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Un nutrido grupo de residentes en diversos sectores de la comunidad rural Corral Viejo, en Ponce, formaron un campamento a orilla de la carretera PR-132, a la espera de que finalicen los temblores de tierra.

“No nos vamos para nuestras casas porque es peligroso”, expresó Carmen Vázquez mientras destapaba las ollas en las que preparaba los alimentos para unas 60 personas.

En el grupo hay un niño de 10 meses, varios menores de edad y adultos mayores. También hay mascotas. La proximidad a sus viviendas y el ser una carretera poco transitada los hace sentir más seguros que en un refugio, señalaron.  

Vázquez explicó que tras el paso de huracán María, en el 2017, compartían como vecinos, pero ninguno sentía que su hogar no era seguro y que en cualquier momento podría desplomarse, algo que ahora los aterroriza porque piensan en la posibilidad de que ocurra otro terremoto.

Los integrantes del grupo duermen en los carros. Los adultos se rotan en horario para velar el lugar en la noche y otros duermen en casetas de acampar. El grupo consiguió drones color naranja que utilizan para avisar a los conductores que deben reducir la marcha en esa área.

Bajo varias carpas, el grupo ubicó mesas, sillas, la cuna del bebé y dos hornillas sobre las que cocinan. Más apartado, tienen un generador de energía al que conectan luces con las que alumbran el área porque esa comunidad no tiene servicio de energía eléctrica.

 “Esta es el área más segura que tenemos en el barrio”, expresó Juan Cortés, uno de los que acampa en el lugar. “Es más seguro estar a la intemperie”, comentó. El grupo visita sus viviendas durante el día, en horas rotativas, para bañarse y buscar cualquier artículo que necesiten.

Kiara Torres, quien con sus tres hijos duerme en el improvisado campamento, dijo que otro problema que tiene la comunidad es que desde el Día de Acción de Gracias apenas reciben el servicio de agua potable.

Esta situación de familias durmiendo a orillas de las carreteras también se repite en la PR-10, de Ponce a Adjuntas, donde las familias han decidido estacionarse a pasan las noches durmiendo en autos o casetas de acampar.

Los ciudadanos, en su mayoría de Ponce, dicen temer a que ocurra otro terremoto en horas nocturnas y queden atrapados en sus viviendas.

Otras familias ponceñas, donde no cesan de sentirse los sismos, se mantienen frente a sus viviendas, pero pasan las noches durmiendo en sus autos que estacionan frente a los hogares.

 

La joven madre Lisbeth Torres tomó dos camisetas de sus hijos y le anotó la información de salud, nombres y números de teléfono de contacto, incluyendo familiares en el extranjero, para ponérsela en caso de un desastre. Foto: Tony Zayas