Por Sandra Caquías Cruz
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ARROYO – Los daños ocasionados por el paso del huracán María golpearon duro los balnearios de la costa sur del país y a casi cinco años del acontecimiento, los estragos aumentan con una erosión costera que representa una amenaza para esos centros de recreación.
El Balneario Punta Guilarte, en Arroyo, opera de manera limitada y bajo el riesgo del visitante. El área de cabañas está cerrada y cinco de las villas están fuera de operación porque la erosión costera las tiene en jaque.
En el caso del Balneario de Patillas, en la comunidad El Bajo, aunque lo mantienen abierto, la situación es que están a la espera de que la comunidad se conecte a un sistema de alcantarillado sanitario y así ponerle freno a las múltiples banderas amarilla que levanta en ese lugar la otrora Junta de Calidad Ambiental.
El Balneario de Patillas se quedó sin muelle con el paso del huracán María, la torre de observación y otras áreas necesitan reparación con los fondos de FEMA y la Villa Pesquera también espera la prometida reconstrucción.
La otra área recreativa de playa que no está acondicionada como debería es el Balneario Caña Gorda, el cual está en manos del Gobierno central mientras la administración municipal lucha para que le transfieran esas instalaciones. Aunque hubo la promesa, el traspaso de esas facilidades no se concretó.
En el sur hay otras playas que las personas frecuentan para disfrutar del mar, como en el caso de la playa Los Limones, en Guayama y El Tuque, en Ponce, pero no son un balneario aprobado y mucho menos cuentan con salvavidas. Eso sí, hay hospederías que tienen piscinas y un área de playa que utilizan sus huéspedes. Las playas de la costa sur se diferencian de la norte en que sus aguas son más tranquilas.
En el caso de Punta Guilarte, también conocido como ‘Chiriopolis’, el alcalde de Arroyo, Eric Bachier, mostró como la erosión costera continúa destrozando lo que el huracán María no eliminó. Explicó que perdieron varios metros de costa y que un área donde había unas duchas y gazebos ahora está bajo agua por lo que las reparaciones incluyen identificar y remover ese material del mar.
“Había facilidades de quioscos para comercios, facilidades sanitarias, ducha, pero ya eso no está. Tenemos entendido que está dentro de agua”, señaló Bachier antes de indicar que el estimado es que ese Balneario ha perdido entre 10 a 15 cuerdas por la erosión.
Explicó que en verano esperan iniciar el proceso de diseño y permiso. “Tenemos $3.8 millones obligados (dinero que FEMA destinó para ese trabajo)”, dijo durante un recorrido por el lugar.
“Si asigno dinero para mejorar estas facilidades, es dinero que FEMA me resta, por eso es que veras que estas facilidades están en las mismas condiciones tras el pasó de huracán”, reconoció.
El Balneario Punta Guilarte, el cual pasó a manos del municipio en el 2016, está seccionado en un área el balneario, las cabañas que eran alquiladas y las villas, de las cuales hay cinco fuera de operación porque sus cimientos están en el agua con columnas expuestas.
Las cabañas, aunque acondicionan las áreas verdes para evitar mayor destrucción, están inservibles. El techo de la mayoría de ellas colapsó con el huracán y se dañó todo el equipo, camas, estufa y neveras.
Bachier explicó que las cabañas las mantienen, aunque están destruidas, pero no pueden realizar trabajos en el lugar hasta tanto concluyan las gestiones y finalmente vayan a iniciar el proyecto, que podría ser rehabilitar lo existente o reconstruirlas.
Erosión hace estragos
Mostró que gran cantidad de las palmas cayeron debido a la erosión y levantaron una porción grande de arena que ahora está en el mar y que ha dejado huecos en la orilla.
La única sección que tienen en operaciones, aunque con algunas restricciones, son las villas, las cuales pueden ser alquiladas porque están retiradas de la orilla y no tuvieron grandes daños con el huracán por lo que pudieron ser acondicionadas.
“El oleaje fuerte erosionó bastante la costa e impactó de manera directa la facilidad de donde pernoctaba la gente, que son las villas. Se puede observar a simple vista los daños que ha causado. La erosión ha seguido progresando de manera muy significativa y eso pone en peligro estas facilidades”, describió.
En el lugar opera un concesionario de ventas de alimentos y bebidas que, sumado al personal que el municipio tiene en el lugar, las villas generan una veintena de empleos.
La operación de esas facilidades representa unos $400,000 anuales a las arcas municipales y una vez todo el balneario sea condicionado el estimado en ingresos deberá rondar el millón de dólares. “Esto es una fuente de ingresos muy importante para el municipio”, reconoció Bachier.
Las mejoras en esas facilidades, incluyendo las áreas de balneario, cabañas y villas, rondan los $10 millones y las realizarán por secciones. Explicó que hicieron tres reclamaciones por separado: balneario de $3.2 millones; para las cabañas unos $3.8 millones y para las villas tienen alrededor de $3 millones.
Afecta aumento en costos
Resaltó que están en el proceso de adjudicar lo que es diseño y permiso del balneario, pero “algo que complica esto (reparación) es que la evaluación que se hizo en estas facilidades fue hace dos años y las condiciones de construcción y los costos han cambiado”, señaló.
“Teníamos una cantidad para diseño y permisología y poder adjudicar parte de los trabajos, pero las ofertas que recibieron fueron de casi el doble o el triple de lo que teníamos disponible. Esto causa un retraso”, indicó.
Arroyo tiene unos 15,843 habitantes, según el Censo de 2020. El ingreso per cápita ronda los $8,611. El 59% o más de sus familias viven bajo el nivel de pobreza. El presupuesto del municipio, uno de los principales patronos de los arrollanos, fue de $9.5 millones para el año fiscal 2019-2020.