Por Bryan Gutiérrez Echevarría
PONCE – Cuando un microorganismo ingresa al cuerpo, invade algunas de las células, se adueña de la maquinaria y la reorienta para producir el virus, explican los profesionales de la salud.
Lo mismo sucede con el abuso infantil, un comportamiento que está fuera de las normas de conducta e implica riesgo sustancial de causar daño físico o emocional que marcan al niño.
Aparte de las lesiones físicas inmediatas que los niños sufren a manos de sus guardianes o algún desconocido, en los casos de exposición prolongada, los efectos que ese maltrato provoca en el sistema nervioso pueden desembocar en limitaciones sociales, emocionales y cognitivas, indicó la doctora Rocío Zayas, psicóloga clínica del Centro Médico Episcopal San Lucas, en Ponce.
En Puerto Rico, las instituciones gubernamentales concernidas con el problema, enfrentan poca acción interagencial, escasez de estadísticos y una cantidad exorbitante de querellas por maltrato de menores que le tiene las manos llenas.
En lo que va de 2021, el Departamento de la Familia ha recibido 11,575 referidos de maltrato infantil para que los investigue, lo que representa un alza de 3,497 denuncias en comparación con el mismo período el año anterior.
Sin embargo, la agencia no pudo presentar a Es Noticia información estadística definida sobre la cantidad de casos de violencia ejercida sobre niños, niñas y adolescentes menores de 18 años.
La agencia tampoco reveló el destino de los referidos que recibe, lo que obstaculiza el esfuerzo por comprender el origen del maltrato.
El caso de un menor de 2 años que -con hematomas en todo su cuerpo- fue llevado y dejado por su padrastro en una institución hospitalaria, en Peñuelas, fue uno de los primeros casos que conmovió a la Región de Ponce.
El Departamento de la Familia adquirió la custodia de emergencia del menor y su hermana de 6 años, tras la tragedia.
Por otro lado, un bebé de apenas 2 meses fue llevado -el pasado 25 de septiembre- a un hospital de Ponce con costillas fracturadas y sangrado.
Pero, en ocasiones, los malos tratos resultan en la muerte del infante.
La oficina de prensa del Instituto de Ciencias Forenses informó que, en Puerto Rico, hubo dos casos de maltrato infantil que terminaron en muerte prematura.
Entre ellos, el caso de Jeiden Eliel Santiago, un niño de 8 años que presuntamente fue asesinado a golpes por su padre el pasado mes.
En Puerto Rico, el 69% de los casos de violencia que llegan a salas de emergencias son por agresión sexual. De estos, 86% son féminas y 80% son menores de edad.
La información provista por el Centro de Ayuda a Víctimas de Violación (CAVV) establece que diariamente hay dos menores víctimas de abuso sexual que recibe atención médica. Sin embargo, los datos de abuso sexual más recientes son del 2019.
74 querellas en la Región Ponce
El último informe estadístico de la Policía de Puerto Rico, reportó 74 querellas de delitos sexuales en la Región de Ponce, entre ellos están los menores de edad.
“Si las hay (estadísticas), a veces no son tan accesibles, y si no las hay, pues es mucho peor la situación”, comentó la psicóloga clínica Rocío Zayas García, quien resaltó el notable aumento en casos de maltrato reportados hasta la fecha. “Es una incomodidad que tienen muchos profesionales”, comentó.
Aunque las agencias han unido esfuerzos para mitigar el abuso de menores, estos esfuerzos aún no han rendido frutos y, es que, la falta de datos afecta la toma de decisiones y propicia la invisibilidad.
“Si hay un alza, ¿qué estamos haciendo nosotros? ¿qué está haciendo el gobierno y la población para evitar ese problema?”, preguntó.
De acuerdo con la psicóloga clínica, el esfuerzo también va unido a la constancia y es conveniente no dejar pasar los años para conocer la magnitud ni las circunstancias de una epidemia oculta de abuso y negligencia infantil.
“¿Qué va a hacer el Gobierno en el sistema para contribuir a mitigar un problema que -por los números- va en aumento? Es una realidad, el aumento está y es significativo”, afirmó.
El Departamento de Educación confirmó a Es Noticia que la agencia ha recibido este año 5,483 casos por negligencia educativa, solo en la Región de Ponce. Los datos incluyen casos de niños con falta de motivación, ausentismo crónico y bajo aprovechamiento académico.
Si bien es cierto que se desconoce en números si ha ocurrido un aumento en abuso infantil durante la pandemia de COVID-19, los datos -que se publican con un rezago ostensible- no denotan que el bienestar de los menores en el sur no haya sido trastocado.
“Que un niño se esté ausentando, no podemos categorizarlo únicamente como maltrato. También hay que ver si ese papá tiene temor de que el niño vaya a la escuela por el coronavirus y está haciendo su labor en la casa, en términos educativos”, aclaró Zayas.
“Hay que identificar si, realmente, es un maltrato o si la preocupación del COVID-19 puede más con la preocupación educativa”, argumentó.
No obstante, cada moneda tiene dos caras. La doctora indicó que “la omisión de llevar un menor a la escuela es maltrato. El padre está privando al niño de recibir la educación”.
¿Pandemia contribuyó?
Mencionó, además, que -en su percepción- la pandemia ha provocado una crisis intrafamiliar que se ha traducido en un aumento en casos de maltrato infantil. Por ende, recomendó la creación de programas de paternidad y maternidad responsable, y el acompañamiento de profesionales en el proceso de la crianza y el manejo de las emociones.
Por otro lado, en las escuelas de la Región de Ponce suman 353 los casos por posible maltrato de menores, en forma de abuso físico, maltrato psicológico, agresión sexual, explotación y trata humana.
Entretanto, 467 referidos de maltrato de niños están pendientes de ser atendidos por el Departamento de la Familia, confirmó Educación.
Los 12 municipios que comprenden la Región Educativa de Ponce son: Guánica, Yauco, Guayanilla, Adjuntas, Utuado, Jayuya, Peñuelas, Ponce, Juana Díaz, Villalba, Coamo y Santa Isabel. La matrícula -de las 140 escuelas en esta región- asciende a un total de 38,158 estudiantes.
Indicios del maltrato
“La voz de nuestros niños somos nosotros, dependen de lo que hacemos”, de esta premisa partió Zayas, quien recalcó la importancia de lidiar con los estresores que pueden provocar maltrato en la población infantil.
“Mi exhortación: vamos a buscar ayuda. Los niños no tienen un manual de instrucciones. Y, como no lo tienen, ningún papá va a saber por completo cómo manejar las situaciones con sus hijos. No está mal reconocer que necesitan ayuda para poder manejar al niño”, planteó.
Hay varias características de los padres o cuidadores que pueden incrementar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas: los antecedentes personales de maltrato infantil y la falta de conocimientos o las expectativas no realistas sobre el desarrollo infantil.
“El estrés y la ansiedad que provoca estar encerrados con un niño 24 horas, no es fácil. Sin embargo, papá y mamá son los adultos. Son ellos los que tienen que identificar cómo manejar el coraje, la frustración y la depresión de manera más adecuada”, puntualizó la psicóloga clínica.
Alerta a los síntomas
Por otra parte, evadir los síntomas tampoco es una solución. “Muchas de las veces los papás se aíslan, y eso también es maltrato”, aseguró Zayas.
En el caso de los progenitores maltratantes, la doctora se pronunció fiel creyente del cambio. “Creo que la persona, sea que haya cometido o actuado de manera incorrecta, tiene la capacidad -con ayuda profesional- para cambiar su actitud y modificar cómo actuar en una próxima ocasión”, dijo.
Cualquier persona puede denunciar una sospecha de maltrato o descuido de menores, pero por desgracia, no es la costumbre.
Si usted sospecha que un niño es víctima del maltrato y lo denuncia, puede protegerlo. “No tengamos miedo de reportarlo, la vida de un niño y su desarrollo está en manos de todos a su alrededor”, manifestó Zayas García.