Por Miguel Díaz Román
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La diva de la balada norteamericana, actriz y productora de cine, Barbra Streisand, ha comentado en su cuenta de Twitter la encrucijada económica que atraviesa Puerto Rico debido al azote continúo de terremotos desde el pasado 28 de diciembre que ha provocado pérdidas de más de $300 millones y 5,000 refugiados, mientras el país también sufre el retraso de las ayudas federales para compensar los daños del huracán María en 2017, ordenado el presidente Donald Trump.
“Puerto Rico, que ahora también sufre un terremoto destructivo, todavía está esperando $ 8 mil millones en ayuda del huracán de 2017. La crueldad y el rencor de Trump no tienen límites, mientras que Florida y Texas recibieron todo su dinero de ayuda. ¿Por qué?” comentó Streisand en un twitt difundido ayer.
Puerto Rico, now suffering from a destructive earthquake as well, is still awaiting $8 billion in aid from the 2017 hurricane. Trump’s cruelty and spite know no bounds, while Florida and Texas received their full relief money. Why?https://t.co/skAkrdGG4H
— Barbra Streisand (@BarbraStreisand) January 10, 2020
El twitt está acompañado por una reveladora historia escrita por la periodista Erica Werner y publicada en el diario The Washington Post el pasado 9 de enero. El reportaje profundiza sobre la injusta directriz emitida por Trump para detener $18,000 millones asignados a Puerto Rico y el efecto que esa acción podría tener en los planes de reelección del presidente.
La historia titulada “Golpeado por terremotos devastadores, Puerto Rico aún espera miles de millones para el alivio de huracanes”, arranca en sus primeros párrafos con la interrogante que orbita por la cabeza de todos principales funcionarios del gobierno local, pero que ninguno de ellos se ha atrevido a confesar en voz alta: ¿aprobará Trump la ayuda para paliar los efectos de los terremotos, cuando aún no ha permitido el desembolso de las ayudas de María?
El reportaje plantea la interrogante anterior con nítida claridad: “A medida que las réplicas continuaron sacudiendo el territorio de los EE. UU. después de un terremoto de 6.4 grados de magnitud el martes por la mañana, los demócratas buscaron reenfocar la atención en la ayuda por los huracanes, mientras se preguntaban si el gobierno federal le dará a Puerto Rico lo que necesita para recuperarse esta vez.
«Creo que es un peso considerable para la administración mostrar buena fe», dijo el representante David E. Price (demócrata por Carolina del Norte), señalando la actitud del presidente Trump de criticar a Puerto Rico y actuar para frenar el desembolso de dinero.
«Y en este caso, la buena fe implica no solo responder a este último desastre, sino también limpiar el anterior»,dijo el representante Price.
Quizás la falta de buena fe de parte de Trump y su equipo en la Casa Blanca es lo que ha tomado en cuenta la gobernadora Wanda Vázquez Garced para realizar un tímido reclamo de ayuda federal por desastre mayor, que fija en $110 millones las pérdidas de la aún indetenible secuela de sismos que comenzaron el 28 de diciembre y que tuvo su momento crítico el 7 de enero, con un terremoto de magnitud 6.4.
Un examen a simple vista de los daños nos permite concluir que las pérdidas reales en estructuras públicas y privadas superan ampliamente el estimado del gobierno.
El artículo relata que tras el huracán María el Congreso asignó a Puerto Rico $19,900 millones a través del programa de ayuda por desastre de la agencia Housing Urban Devolpment (HUD). De esa cantidad, Puerto Rico hasta la fecha ha tenido acceso a solo $ 1,500 millones.
También menciona que los demócratas están molestos porque HUD no cumplió con la fecha límite del 4 de septiembre del 2019 para emitir un aviso oficial sobre la disponibilidad de $ 8.3 mil millones adicionales.
Para nada sirivieron los reclamos democrátas y mucho menos la exigencia de parte de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, sobre que “la retención de fondos asignados por el Congreso a Puerto Rico es ilegal».
La disputa sobre los fondos para Puerto Rico, sostiene el artículo, podría convertirse en un problema para la reelección del presidente porque el voto de los puertorriqueños puede ser decisivo en estados como el de Florida.
La realidad es que por lo pronto, no se vislumbra el fin de la emergencia por terremostos pues continúan las réplicas y la ciencia no es capaz aún de predecir cuándo terminarán y mucho si ocurrirá un sismo de gran magnitud.
Con cada nuevo sismo los edificios y la infraestructura reciben más daños y la incertidumbre se aferra más entre los 5,000 refigiados que viven en la interperie.
En esta atmósfera de terror y destrucción que viven los pueblos del suroeste cobra sentido el comentario de Streisand sobre que “la crueldad y el rencor de Trump no tienen límites” y la pregunta ¿recibirá Puerto Rico la ayuda que necesita? brilla como si fuera un rótulo de neón en la noche.