Por Sandra Caquías Cruz
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PONCE – El 15 de marzo de 2020 a las 9:00 p. m. los teléfonos celulares de la inmensa mayoría de los puertorriqueños emitieron una alerta de emergencia nunca escuchado: toque de queda.
El sonido concretizaba el inicio que estaba explicando una y otra vez por los medios de prensa: la pandemia del coronavirus había tocado suelo puertorriqueño y la herramienta para proteger a la población del contagio era encerrarlos.
La entonces gobernadora Wanda Vázquez firmó la Orden Ejecutiva 2020-023 con la que decretaba el toque de queda.
Nadie podía salir de sus hogares pasadas las 9:00 p. m. excepto que estuvieran brindando servicios de seguridad, salud u algún servicio de alimentación.
Los residentes de la región sur vivían una pesadilla. La tierra no paraba de temblar. En enero, o sea hacia unos dos meses, un terremoto de 6.4 de magnitud los había estremecido. Muchas viviendas quedaron agrietadas y a partir de ese momento debían vivir encerrados.
Con el ‘toque de queda’ comenzó una era virtual en Puerto Rico: clases y trabajos desde las residencias o modo híbrido, algunas tareas en el hogar y otras presenciales.
No todo el pueblo estuvo a favor de las medidas, pero debían acatarla. Hubo protesta por las restricciones. Muchos hablaron de teorías gubernamentales y de intereses económicos para dominar con miedo a un pueblo.
La Policía comenzó una ofensiva para que se cumplieran las órdenes del Gobierno y emitieron multas y arrestos de personas que se negaban a cumplirlo, algunos de ellos, en el aeropuerto.
Los negocios estaban obligados a cerrar las puertas después de determinada hora. Las restricciones incluyeron en que podían salir de sus hogares de acuerdo con el número (par o impar) de la tablilla para transportarse.
El miedo a contagiarse del virus y de tener una alta posibilidad de morir estaba generalizado y desencadenó en un trastoque económico que ocasionó que gran cantidad de comercios no volvieran a abrir sus puertas.
A penar se veían vehículos en las calles. Los centros comerciales estaban cerrados. Muchas órdenes de compra comenzaron a realizarlas por teléfono.
A las puertas de las viviendas, la inmensa mayoría de las familias, colocaron material para desinfectarse cuando llegaban del exterior. Allí dejaban sus zapatos y corrían a bañarse para eliminar cualquier rastro de un posible contagio.
Los alcaldes, comenzado en Villalba, establecieron un sistema de rastreo para identificar cuántos eran y donde vivían las personas contagiadas con el virus. Los inhibían de salir de sus residencias.
En las viviendas donde había algún caso positivo, tanto los alimentos como los medicamentos, se los dejaban frente a las puertas de sus hogares.
En la televisión usaban de referencia países europeos donde utilizaban fosas comunes para sepultar muertos. La salud mental de muchos ciudadanos se fue deteriorando.
La entonces Gobernadora comenzó a emitir Ordenes Ejecutivas. Mientras en el Gobierno se inicia una investigación de posible fraude en la compra de pruebas.
No había vacuna ni tratamiento contra el virus. Los profesionales de la salud comenzaron a contagiarse. Algunos fallecieron. También fallecieron agentes de la Policía que se contagiaron.
A dos años del sonido de aquel mensaje, el Departamento de Salud informó hoy -15 de marzo de 2022- que en Puerto Rico han muerto 4,152 personas contagiadas con el virus, el cual ha tenido más de una variante.
El 78% de los fallecidos con el virus tenía más de 60 años. Unos 2,329 de los muertos eran hombres y 1,823 mujeres. Tres de los decesos tenían 9 años o menos.
En diciembre 15 de 2020, una profesional de la salud que atendía en primera línea a pacientes positivos a COVID recibió la inmunización en territorio boricua.
Con 3,2 millones de habitantes, un total de 2,936,068 personas cuentan con al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19. Mientras, los vacunados con dosis completa alcanzan los 2,644,586.
Asimismo, 1,363,769 personas -de 5 años en adelante- han recibido la dosis de refuerzo.
Las vacunas incluyen las de la empresa farmacéutica Johnson & Johnson, Pfizer y Moderna.
Apenas hace una semana que liberó a los ciudadanos del uso obligatorio de la mascarilla y las restricciones de cantidad de personas en un lugar.
La mascarilla es obligatorio utilizarla en determinados lugares, entre ellos, donde ofrecen servicios de salud, así como los centros educativos.
Casos actualizados
La agencia agregó esta mañana 152 casos acumulados relacionados al coronavirus a las estadísticas.
De estos, 61 son confirmados por pruebas moleculares y 96 casos probables identificados por pruebas de antígenos.
En cuanto a las hospitalizaciones, la agencia indicó que hay 47 personas ingresadas, 10 de ellas en la unidad de cuidado intensivo y 8 conectados a un ventilador.
De los 47, siete son pacientes pediátricos.
Salud reportó otras dos muertes por el virus:
- Hombre de 92 años – Región de Fajardo
- Mujer de 75 años- Región de Mayagüez
Los decesos ocurrieron el sábado, 12 de marzo.
