El costo que tiene para el pueblo de Puerto Rico las deficiencias y los continuos apagones puede verse desde dos perspectivas que están afectando de manera adversa la economía de miles de hogares en Puerto Rico.
Por un lado, está el impacto directo en la vida y el hogar de los ciudadanos de las continuas interrupciones que generan la pérdida de los alimentos congelados que deben decomisarse y ser remplazados adquiriendo productos con continuos incrementos en los precios.
Para muchos hogares el gasto puede llegar a cerca de $1,000 por eventos, por la necesidad de remplazar equipos de refrigeración dañados por los cambios en el voltaje y realizar la compra de sustitución de alimentos que para una familia tradicional de cuatro miembros puede rondar en los $300.
En otros muchos hogares el impacto es mas significativo cuando son compuestos de adultos mayores o personas con condiciones de salud ya que los apagones pueden dañar sus medicamentos y alimentos especiales, que de perderse muchas veces no son sustituidos con facilidad por las empresas asegurados o no pueden adquirirse de inmediato por la limitadas capacidades financieras de los jubilados cuyos ingresos principales provienen de su cheque de ayuda social y retiros que apenas dan para cubrir sus gastos médicos y necesidades básicas.
En este grupo de adultos mayores, se pueden incluir a personas encamadas o con equipos eléctricos para sus condiciones de salud y que por las altas calores deben estar en cuartos con acondicionadores de aire para poder convalecer durante el día.
Estos apagones han llevado a los familiares de ellos a realizar inversiones de miles de dólares en equipos de acondicionadores de aire, sistemas de energía renovable o plantas eléctricas que les permitan responder buscando impactar lo menos posible al adulto mayor o persona con condiciones de salud.
Por otro lado, estas mismas personas que realizan gastos imprevistos en alimentos o adquisiciones de equipos dañados por los continuos apagones, tienen que enfrentarse a los continuos aumentos en el costo de la luz y a los cargos adicionales que se deben cubrir para solventar una Autoridad de Energía Eléctrica en quiebra y de la cual la inmensa mayoría no puede desligarse por los altos costos de adquirir los sistemas de energía solar.
El ciudadano se enfrenta a la cruda realidad del colapso del sistema de Gobierno de Puerto Rico donde se nos obliga a pagar los más altos precios en energía eléctrica de todos los Estados Unidos y sufrir del peor servicio por el incremento en los apagones y explosiones del sistema energético.