Los menores alérgicos al polen y los ácaros presentan reacciones
que suelen deteriorar su calidad de vida.
La época veraniega trae consigo una serie de retos, especialmente, en la población pediátrica que, mientras disfruta del tiempo de ocio se expone a factores ambientales que podrían impactar su salud respiratoria.
Además del intenso calor, el cual representa un desafío para las actividades en el exterior, los menores que son alérgicos al polen y los ácaros del polvo presentan reacciones que suelen deteriorar su calidad de vida, de no contar con un manejo adecuado para su condición.
Sin embargo, aunque estas alergias se extienden entre junio a septiembre, “se pueden controlar y trabajar con ellas”, según detalla la alergista pediátrica Vylma Velázquez, al explicar “cómo el calor y los alérgenos del verano impactan la salud respiratoria infantil”.
Velázquez mencionó que, “las primeras son las alergias nasales que vienen con estornudos, congestión y gotereo; esa es una de las más frecuentes en la población”.
Asimismo, dijo que “hay alergias de la piel que tienen que ver con la exposición al calor que vemos en verano. En la piel, por ese calor tan intenso que tenemos, los niños que son alérgicos son más sensitivos al aumento en la temperatura”.
“También podemos ver alergias que tienen que ver con asma, porque el asma en la población pediátrica es un 100% alérgica y es una prevalencia bien alta en Puerto Rico”, reveló.
Enemigos en el calor del hogar
De acuerdo con Velázquez, “los ácaros del polvo son los responsables de casi un 95% de las alergias. Aquí hay ácaros en todos los lugares porque la humedad es relativamente tan alta que hace que ellos se reproduzcan”.
“Es la alergia más difícil de controlar porque los ácaros del polvo están presentes en la casa: colchones, clósets, almohadas, alfombras, cortinas, ropa, entre otros. Lo principal es colocar forros antialérgicos en los colchones y almohadas. Eso va a aislar casi un 50% de los síntomas porque si la persona duerme 8 horas, la persona está expuesta ese tiempo a los ácaros que duermen ahí”, alertó.
“Otro aspecto es con los acondicionadores de aire, porque si mantiene la temperatura bastante fresca, va a haber menos ácaros que le encantan la humedad, y el aire acondicionado no es su amigo. Los abanicos son amigos de los ácaros que lo riegan por toda la casa”, advirtió.
Factores ambientales
Al realizar actividades propias del verano, los menores que son alérgicos a los ácaros podrían estar expuestos a elementos que afectan su salud respiratoria, entre estos, el polen y el polvo del Sahara.
“No me gusta restringir a los niños (en actividades en el exterior), sino protegerlos”, dijo al reconocer que “es bien difícil aislarlos, si los niños son alérgicos a los ácaros del polvo y a lo que tenemos alrededor”.
“También deben usar gafas para proteger sus ojos y, gorros para taparlos del sol, porque el polvo del Sahara hace que la temperatura sea más alta. Entonces, el sudor tiene un compuesto bastante alto de sal, y la sal sirve como irritante en la piel y, estos pacientes lo sienten como si fuera ácido, porque cae el sudor y la piel se irrita”, resaltó.
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Por Centro Médico Episcopal San Lucas