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COVID-19 elimina el velatorio: del hospital al cementerio

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Por Sandra Caquías Cruz

redaccion@esnoticiapr.com

 

PONCE – Las muertes por coronavirus representan nuevos retos para los servicios que ofrecen tantos las funerarias como los cementerios, eso sin dejar de impactar los servicios religiosos y a los familiares del difunto.

Carlos R. Rodríguez, director funerario en Shalom Memorial, en Ponce, indicó que la llegada del coronavirus «cambió drásticamente» los servicios funerarios, tanto en los casos en que la causa de la muerte fue COVID-19 como cualquier otro deceso.

Explicó que tan pronto un familiar se acerca a la funeraria para requerirle el servicio, si se trata de un caso de COVID-19, lo refieren al cementerio para que coordine el día del sepelio porque no habrá velatorio ni embalsamamiento. La funeraria solo transporta el cadáver del hospital al cementerio.

Una vez contratan el servicio funerario, el personal de la funeraria acude al hospital a comenzar el trámite y también visita el Registro Demográfico para obtener el permiso del enterramiento.

Mientras, la familia coordina con el cementerio e informa a la funeraria hora y día de sepelio. El día del sepelio, personal de la funeraria acude al hospital con el ataúd, unas dos horas antes del enterramiento, para buscar el cadáver que llevará al cementerio.

En el hospital, el personal de la funeraria es el encargado -tomando todas las medidas de seguridad- de colocar el cuerpo en el ataúd para salir al cementerio.

En el cementerio solo permiten 10 personas en cada enterramiento y entre ellas cuentan el sepulturero y personal del camposanto que hará el enterramiento. También suman el personal de la funeraria. La cantidad de personas que faltan para completar los 10 permitidos para presenciar el momento, podrán ser familiares del difunto. «Solo puede haber hasta un máximo de 10 personas», aclaró Rodríguez.

Está permitido llevar una ofrenda florar, pero deberán entregarla al personal del cementerio que la coloca sobre la tumba tan pronto terminen el proceso. Aclaró que ese fue el proceder en un sepelio de un hombre con coronavirus al que dicha funeraria realizó el proceso junto a un cementerio privado en Ponce. Indicó que, tenía conocimiento que todos los cementerios, incluyendo los municipales, también siguen ese rígido proceso.

Rodríguez explicó que en los casos en que las muertes no guarden relación con COVID-19, permiten el que -una hora antes de la sepultura- 10 familiares puedan despedirlo en la funeraria.

El proceso en el cementerio es similar a los casos de COVID-19, solo puede entrar un reducido número de familiares y de esa forma mantener el control y la distancia entre las personas que presenciarán el acto. Es obligatorio utilizer mascarilla en el sepelio y enterramiento.

«Esto nos ha cambiado todos los procesos», describió Rodríguez antes de explicar que durante todo este tiempo está prohibido realizar un acto religioso de cuerpo presente ni llevar el ataúd a una iglesia.

Indicó que, en los casos de cremación, una vez la familia lo informa, entrega y firma la documentación, la funeraria se encarga de transportar el cadáver al lugar donde será la cremación.

La familia no tiene la oportunidad de volver a ver a su ser querido.