Por Zacha Acosta
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El clavadista Rafael “Rafa” Quintero se despidió de sus segundos Juegos Olímpicos siendo el abanderado de la Delegación de Puerto Rico para la ceremonia de la clausura a celebrarse este domingo en el Estado Olímpico.
“Súper orgulloso de cargar la monoestrellada. Cargar nuestra bandera en unas Olimpiadas, también. No importa apertura o clausura. No importa. Cargar esa bandera de verdad que es un orgullo brutal”, expresó con una enorme sonrisa Quintero en la zona mixta del Tokyo Aquatic Center.
En el ámbito competitivo no adelantó a la final del evento de 10 metros plataformas. Se lleva en su currículo estar 14 entre los mejores 18 clavadistas olímpicos de Tokio.
“Para empezar estoy un poquito triste. Me hubiera encantado pasar a la final. Esa era la meta primordial. Desafortunadamente no se dio. Pero… por un lado estoy contento como quiera. No se trata solamente de ganar y coger medallas, sino de traerle emociones, inspiración, motivación a mucha gente que me estuvo viendo. Estaba hablando ahora con mi entrenador (Mark Ruiz) y me dijo que ‘este es el orgullo más grande para él, de haberme entrenado y estar en estas Olimpiadas’. En ese momento reaccioné y dije ‘de eso es lo que se trata’. Claro todos queremos ganar y coger medallas y esa debería ser una de las metas cada vez que uno compite, porque cada vez que uno compite es para ganar”, sostuvo el clavadista natural de Río Grande.
Sus seis rutinas fueron (1) 76.80, (2) 73.60, (3) 44.80, (4) 66.60, (5) 64.35 y (6) 71.40 para sumar 397.55.
“Me llevo muchas cosas. Entre clavados y clavados la parte mental se me hacía difícil, lo estaba trabajando, quedarme en el momento. Tratar de no pensar en lo que no pasó, qué es lo que voy hacer. El clavado para mí, cada cual su percepción, es un deporte de incertidumbre», dijo.
«Uno duda mucho, lo puedes hacer bien o lo vas a hacer mal. Es bien fácil visualizar el clavado haciéndolo mal. Es bien fácil decir lo que puedo hacer, en vez de enfocarse más en visualizar y ver todo bien”, analizó el deportista sobre el momento que tuvo una de las notas más bajas de la competencia.
“Algo que también me ayudó quedarme en el momento, para lo último, es como quien dice aceptar cualquier resultado, sea bueno o sea un resultado malo. Es ese momento donde uno más o menos acepta que no importa lo que pase acá o acá uno se siente más contento y más relax. Llevar eso a cualquier momento de mi vida, no solamente en el deporte sino en el trabajo y la vida. Saber y poder aceptar cualquier cosa que pase, buena o mala, estar bien con eso”, dijo Quintero sobre las enseñanzas que se lleva se de sus segundos Juegos Olímpicos.
Todo atleta hace sacrificios. Desde que existe la pandemia del COVID19 cada deportista tiene una historia que le ha cambiado la vida. En el caso de Quintero, este decidió arriesgarse en trabajar como ingeniero eléctrico y a la misma vez entrenar para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“Lo del trabajo fue una oportunidad que se me dio debido a la pandemia y toda la incertidumbre que hubo. Una oportunidad que no podíamos dejar pasar. Así que no me arrepiento de tomar esa decisión, de aceptar el trabajo durante estos momentos. No cambiaría absolutamente nada. No importa lo que pase, tras que no lo puedo cambiarlo, no cambiaría nada. Hice todo lo mejor que pude para balancear las cosas y sentí que mi desempeño atlético fue muy bueno durante ese tiempo. A lo mejor los resultados no lo mostraron en esta competencia, pero como quiera el proceso me lo disfruté completo”, dijo confiado.