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¿Falló el Gobierno en alertar sobre la actividad sísmica?

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Por Miguel Díaz Román

redaccion@esnoticiapr.com

 

A partir del sismo de magnitud  5.8 ocurrido el 6 de enero pasado, el gobierno de Puerto Rico  debió realizar una llamada de alerta oficial a toda la isla, en especial a la zona suroeste, ante la probabilidad de que podría acontecer un terremoto de mayor magnitud dado el patrón de intensa actividad sísmica que se venía registrando en la zona desde el 28 de diciembre del pasado año, señaló el geólogo Osiris de León, quien es asesor científico del gobierno de la República Dominicana en Geociencias, Sismicidad y Prevención de desastres.

De León sostuvo que la actividad sísmica que de súbito comenzó a suceder en la zona suroeste a partir del 28 de diciembre era indicativo de que estaba ocurriendo una rotura en la corteza terrestre y que el aumento en la frecuencia y en la intensidad de los sismos, anunciaba la posibilidad de que podría ocurrir un sismo mayor.

“Era evidente que estaba ocurriendo una situación anómala en la zona suroeste y ya para cuando ocurrió el sismo de magnitud 5.8 el 6 de enero era necesario que el gobierno diera un aviso de alerta para que la gente se ubicara en lugares seguros, porque existía la probabilidad de ocurriera un sismo mayor, como luego ocurrió con el sismo de magnitud 6.4 el 7 de enero. Uno trata de entender la situación, pero no de justificarla”, sostuvo De León.

El 6 de enero la gobernadora Wanda Vázquez Garced se encontraba realizando la tradicional entrega de juguetes en el Día de Reyes, que este año se celebró en el Castillo del Morro en el Viejo San Juan.

Temprano en la mañana ese día ya era conocido el sismo de magnitud 5.8 que afectó toda la zona suroeste, pero en especial al pueblo de Guánica. En la tarde la gobernadora visitó el pueblo de Guánica con un séquito de funcionarios de Manejo de Emergencias y de la Red Sísmica, pero no se realizó un anuncio oficial de alerta sobre la posibilidad de un sismo mayor.

El geólogo indicó que el país tuvo suerte de que el terremoto de magnitud 6.4 que ocurrió en la madrugada del 7 de enero, solo causó un muerto, aunque sí causo pérdidas millonarias en estructuras públicas y privadas. Advirtió que si el sismo hubiese ocurrido durante horas del día y en pleno periodo escolar, el país habría sufrido una tragedia porque el gobierno carece de un protocolo para efectuar advertencias a la comunidad sobre la probabilidad de que ocurra en sismo de mayor intensidad.

“Me refiero a la escuela Agripina Seda en Guánica. Yo estuve allí días después de sismo del 7 de enero y creo que muy pocos niños se habrían salvado porque el primer piso y segundo piso se desplomaron “, indicó De León.

Señaló que ante la ocurrencia de una actividad sísmica intensa, localizada en el mismo lugar y que aumenta en magnitud y frecuencia, como ocurrió en el suroeste, se pueden hacer dos cosas, “monitorear la situación y alertar”.

“Había que monitorear pero la cantidad de temblores y la magnitud era una señal de que había que alertar a la comunidad sobre la posibilidad de que se produzca un evento mayor. Allí (en el suroeste) había un enjambre, una acumulación de muchos temblores en un solo lugar. Muchas veces se queda en un simple enjambre si la rotura de la corteza terrestre llega a una roca rígida y fuerte como el granito. Pero si no, puede que ocurra un temblor de mayor magnitud”, indicó.

El geólogo dominicano agregó que la renuencia del gobierno a realizar advertencias sobre terremotos responde al temor de sufrir la crítica y el escarnio público si no se cumple el evento que motiva el aviso de alerta. Recordó que el gobierno está también afectado por la incapacidad de la tecnología actual de predecir la inminencia de este tipo de fenómeno natural.

“Sabe qué pasa, que la autoridad (el gobierno) está actuando con una especie de miedo que se conoce como miedo a la falsa alarma. Por miedo al rechazo y a la crítica de la gente si no se cumple el evento que pretende prevenir con un aviso de alerta. Pero emitir un aviso de alerta para que busquen un lugar seguro es lo correcto. Hay que alertar a la comunidad y la comunidad tiene que estar consciente de que la autoridad está informando sobre una probabilidad de que un evento puede ocurrir o no ocurrir, de la misma manera como se pronostican los huracanes”, indicó De León.

Agregó que otra razón que justificaba el aviso de alerta era que la calidad de suelo en la zona suroeste entre Ponce, Guayanilla y Guánica está integrado por arcilla, arena y grava, que son tipos de suelos blandos que amplifican la onda sísmica y la convierten en una más destructiva. “Ese tipo de suelo aumenta la amplitud de la onda sísmica, aumenta la aceleración y eso es lo que rompe estructuras.  La fuerza del sismo se pone chiquita frente a una roca y se agranda en suelos blandos”, dijo De León.

Incluso, el geólogo indicó que tuvo la oportunidad de revisar los suelos y la estructura de la escuela Agripina Seda y señaló nunca se debió construir el plantel en aquel suelo. Pero fue más lejos al indicar que gobierno debe revisar el Código de Construcción que rige en el país porque “ni una escuela ni un hospital, en cualquier parte del mundo, se puede caer con un temblor de magnitud 6.4”.

Indicó que la estructura de la escuela estuvo afectada “por la columna corta, piso suave, muros débiles y un diseño excéntrico y asimétrico que hizo de la estructura una poco resistente a la fuerza sísmica”.

El geólogo también señaló que la Red Sísmica debe trascender su función de recopilación de información sobre la actividad sísmica y asumir un papel más activo interpretando esa información para beneficio de la comunidad. “Yo entiendo que las Red Sísmica del Caribe se ha limitado a dar información después de los temblores y creo que esa información puede ser muy útil antes de y no después de”, indicó De León.

Por su parte, Víctor Huérfano, director de la Red Sísmica, defendió la gestión del organismo que dirige y recordó que antes del sismo de magnitud 5.8 del 6 de enero había realizado charlas de orientación en varios pueblos de la zona suroeste. Huérfano sostuvo que no se puede determinar la inminencia de un sismo y recomendó a De León “preocuparse por lo que ocurre en la República Dominicana”.

El funcionario sostuvo que la Red Sísmica cumplió su cometido al realizar charlas en las que se le advertía a la comunidad sobre cómo proceder ante una emergencia sísmica y reiteró que técnicamente es imposible predecir la ocurrencia de terremotos.

“Si se puede decir que tomen medidas preventivas, que organicen un plan familiar para responder a una emergencia sísmica, pero de ahí a decir que puede venir un evento grande no hay forma de saberlo”, dijo Huérfano.

Aseguró que la Red Sísmica mantuvo informada a la comunidad sobre la acumulación de sismos en la zona suroeste. “Nosotros hicimos lo que humanamente se podía hacer. Yo creo que Osiris se debe preocupar por lo que ocurre en su país y dejarnos a nosotros hacer nuestro trabajo”, dijo Huérfano.

El director de Red Símica aseguró que existe un protocolo para lidiar con emergencias sísmicas y señaló que ante una emergencia él debe llamar a la Agencia local de Manejo de Emergencias y no a la Fortaleza.

“Después de ocurrido un evento sísmico es muy fácil hablar y decir una opinión, pero antes de que ocurra es imposible… no hay equipo para eso. Nosotros nos reunimos con la gobernadora, hubo una conferencia de prensa y hablamos con los alcaldes. Distribuimos miles de mapas… en sismología no hay forma de saber cuándo va a ocurrir un sismo. No es correcto decir que no se le dio información al pueblo”, insistió Huérfano.

Sobre la calidad de los suelos en el suroeste Huérfano indicó que no era correcta la apreciación de De León, pues la composición del suelo es variada y esa cualidad explica porqué una misma comunidad afectada por los sismos algunas casas colapsaron y otras no.

Christa Von Hillebrandt, ex directora de la Red Sísmica y gerente del programa de alerta de tsunamis en el Caribe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, también arremetió contra De León al sostener que ella no es seguidora de sus ideas y aseguró que es más factible hacer pronósticos sobre actividad sísmica futura a partir de sismos de magnitud 6.4, que de eventos menores como de magnitud 5.1 o 5.8.

Indicó que fue gracias a las advertencias de la Red Sísmica que “mucha gente estaba durmiendo fuera de sus casas al ocurrir el sismo de magnitud 5.8 el 6 de enero. Pero decir que iba a ocurrir un sismo de gran intensidad… eso habría sido una irresponsabilidad. Hay que tener mucho cuidado cuando se hacen pronósticos y eso lo hace el Servicio Geológico de los Estados Unidos y se hace con miles de registros de información sísmica”.

Von Hillebrandt agregó que era “imposible, basado en la ciencia, hacer un pronóstico tras el evento del 6 de enero”. Insistió en que la Red Sísmica difundió información y advertencias sobre la posibilidad de que la actividad sísmica podría continuar y se exhortó a la ciudadanía a tomar precauciones. También garantizó que “siempre se han hecho advertencias sobre la calidad del suelo blando a la hora de construir y como amplifica la onda sísmica”.

Nino Correa, coordinador de Búsqueda y Rescate del Negociado para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres, avaló la sugerencia de De León para establecer un protocolo que le permitiera al gobierno alertar a la comunidad para que tome precauciones ante determinada actividad sísmica anómala como la ocurrida en el suroeste. Correa advirtió que su interés es proteger vidas y se manifestó a favor de informar ampliamente a la comunidad sobre los eventos catastróficos y las medidas correctas de prevención y protección.