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Por Miguel Díaz Román
redaccion@esnoticiapr.com
El Senado de los Estados Unidos, dominado por los repúblicanos, absolvió ayer al presidente Donald Trump en el tercer juicio político de residenciamiento celebrado contra un presidente en la historia de esa nación.
En el juicio Trump enfrentaba dos cargos, abuso de autoridad y obstrucción al Congreso.
En el primer cargo se acusaba a Trump de condicionar la entrega de $ 391 millones en ayuda militar a Ucrania, a que el presidente de ese país, Vladimir Zelensky, investigara a su rival político Joe Biden y a su hijo Hunter Biden.
El segundo cargo se le acusaba de obstruir los intentos de investigación del Congreso.
Esto debido a que el presidente se negó a colaborar con la investigación en su contra y le ordenó a figuras claves no testificar y rechazó entregar documentos.
Aunque muchos senadores republicanos estaban convencidos de que el presidente había cometido las faltas por las que fue acusado por los demócratas en la Cámara de Representantes, existía también el convencimiento de que las actuaciones impropias del Trump no eran suficientemente graves como para expulsarlo de la Casa Blanca.
Llegado el momento de la votación en el juicio, que fue presidido por el juez presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, John Roberts, los senadores votaron 52-48 a favor de la absolución por abuso de autoridad y 53-47 en el cargo de obstruir la investigación del Congreso.
La absolución allana el caminio para que Trump pueda entrar sin obstáculos en la campaña primarista republicana en la que se perfila que resulte trunfador sin dificultades frente a dos contrincantes que apenas tienen seguidores y brillo.
El carismático Trump llegará a la campana de reelección con una economía fortalecida y con una tasa de desempleo de un poco más de 3 %, dos desempeños económicos por los que reclamará responsabilidad y que sin duda los electores tomarán en consideración al momento de votar.
El martes, un día antes de la votación decisiva en el juicio político, Trump ofreció el acostumbrado mensaje sobre el estado de la nación en el Congreso, en el que no faltaron gestos dramáticos que acentuaron el estado de crispación política que se vive en Washington.
El presidente dejó en el aire la mano extendida de la demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a su llegada al hemiciclo. Luego al final de su discurso, Pelosi rompió las copias del discurso del presidente frente a las cámaras y cuando aún Trump no había abandonado el estrado, mientras los senadores republicanos lo aplaudían complacidos. Sin duda, las imagenes de un país dividido.