Por Sherley Navarro Rodríguez – RN
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PONCE – A tres años de convertirse en la primera paciente con coronavirus en Ponce, la licenciada Migdalia Rodríguez Figueroa está lista para someterse a dos estudios, un CT Scan y una biopsia por punción pulmonar para determinar exactamente las secuelas que este virus dejó en su cuerpo.
“Todavía tengo dolencias a causa de la enfermedad”, expresó.
Entre las secuelas que más destacó está el desbalance y los problemas respiratorios. Debido al desbalance decidió no utilizar zapatos altos, de esa forma reduce el riesgo de caídas.
Mientras, su sistema respiratorio es el que más comprometido está y debido a eso se someterá a pruebas más profundas para conocer los resultados de las huellas del coronavirus, además Rodríguez Figueroa sigue un tratamiento médico cuando es necesario.
“El proceso de aceptar hacerme los estudios ha sido largo. La recuperación ha sido dolorosa, pero con la confianza en Dios que tengo, he podido salir adelante, con la vida saludable que llevo puedo decir que todo lo que siento es a consecuencia del Covid”, indicó.
En marzo del 2020, Rodríguez Figueroa quien para ese entonces tenía 58 años, decidió visitar la Sala de Emergencias en el hospital Metropolitano Dr. Pila, en Ponce, esto porque se sentía cansada. Además, comenzó con una tos que en algún momento la hizo perder el aire.
“No era algo grave, yo soy saludable y los síntomas eran bien parecidos a la bronquitis que en el algún momento tuve”, describió. Ir al hospital en ese momento era lo indicado ya que se acercaba el fin de semana y debía asegurarse de recibir un tratamiento para sus afecciones.
En la incertidumbre que paso en la espera de un diagnóstico, Rodríguez Figueroa solo pensaba ‘tengo bronquitis y ya mismo recibo tratamiento y me voy para mi casa’, recordó.
El médico a cargo de su caso habló con ella y confirmó lo inimaginado: “Migdalia eres el primer caso de Covid en Ponce”, sorprendida solo se preguntaba como sucedió, ya que llevaba una vida saludable y precavida.
Luego de un mes en el hospital, Rodríguez Figueroa narró que las medidas de protección ahora son mayores, pero son las que le aseguran calidad de vida, esto a pesar de las secuelas del Covid-19.
“No soy una persona de trasnocharme, ni de tomar bebidas alcohólicas, no tengo una vida en descontrol, al contrario, tengo una vida estructurada, una dieta saludable, trato en la medida que me siento bien, hacer ejercicios, y sobre todo, evaluar cómo sigue evolucionando mi cuerpo porque todavía tengo dolencias a causa de la enfermedad”, compartió.
“Quiero que con mi testimonio ayude que las personas conozcan que, aunque se pasan procesos fuertes de recuperación, con un estilo de vida saludable se puede seguir adelante. Me tomó mucho tiempo hacerme los estudios por el miedo de tener malas noticias, pero todo tiene un propósito, conocí gente muy buena, aprendí amar a gente sin verlas, que me ayudaron en el hospital, mi deseo de vivir y seguir cuidado a mi papá es lo más hermoso que tengo en mi corazón”, expresó.
Ella viene de una familia longeva, la cual quisiera llegar a las edades que tiene sus familiares, la edad de su papa es 92 años, una de sus tías tiene 90 años y su abuela murió de 102 años. Su deseo es estar saludable y compartir muchos años más con su familia, sobre todo de forma saludable y recuperada.