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Roberto Clemente: 47 años tras su muerte

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Por Miguel Díaz Román

redaccion@esnoticiapr.com

 

Hoy se cumplen 47 años del fatídico accidente aéreo en el que murió el magnífico deportista que fue Roberto Clemente Walker, cuya humanidad ejemplarizante lo convierten en una figura única en la historia contemporánea.

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Nacido en el pueblo de Carolina el 18 de agosto de 1934, el puertorriqueño es considerado uno de los mejores jardineros derechos de la historia del béisbol profesional.

Clemente fue el primer pelotero latinoamericano en entrar en el Salón de la Fama del béisbol de las Grandes Ligas en Estados Unidos. Debutó en 1955 con los Piratas de Pittsburgh, equipo con el que ganó dos series mundiales en 1960 y 1971.

El 30 de septiembre de 1972, en el Three Rivers Stadium de la ciudad de Pittsburgh, se enfrentaban los Piratas y los Mets de Nueva York en la cuarta entrada de un partido histórico.

En ese instante le tocó el turno a Clemente para ir a batear. El momento histórico ocurrió cuando Clemente dio un batazo que fue el “hit” número 3,000 de su carrera.

Hasta ese momento, solo 10 jugadores habían conseguido llegar a los 3,000 hits y él fue el primero entre los jugadores latinoamericanos.

La ovación de todos los presentes en el estadio permanece en el recuerdo como un homenaje a las destrezas y disciplina al deportista excepcional que fue Clemente.

Pero fue su vida, lejos del diamante, lo que contribuyó a que su imagen sea venerada hasta el punto de tener más de 12 estatuas esculpidas en su honor en diferentes partes del mundo.

El fatídico 31 de diciembre de 1972 falleció Clemente en un accidente aéreo, mientras llevaba un cargamento de ayuda para las víctimas de un terremoto acontecido en la ciudad de Managua, en Nicaragua, aquel año.

Decidió ir personalmente a Nicaragua a supervisar la entrega de la ayuda, tras conocer que los militares del país administraban deficientemente los envíos internacionales.

El avión en el que Clemente y otras personas viajaban se estrelló en las aguas al norte de San Juan. Aunque parte del fuselaje de la nave fue recuperado, los tripulantes jamás fueron encontrados.

En 1971 las Grandes Ligas creó el “Premio del Comisionado”, que se entregaría anualmente al jugador que demostrara un carácter admirable y que realizara contribuciones caritativas a la comunidad.

Luego de la muerte de Clemente, el nombre del premio cambió al “Premio Roberto Clemente”, que se entrega al pelotero que mejor representa al béisbol en términos de personalidad, trabajos en la comunidad, filantropía y contribuciones positivas tanto dentro como fuera de terreno.

En noviembre pasado, la viuda de Clemente, Vera Clemente, falleció a la edad de 78 años, luego de ser hospitalizada en San Juan. Vera se desempeñó como presidenta de la Fundación Roberto Clemente y representó con dignidad a los Piratas de Pittsburgh y a las Grandes Ligas como Embajadora de Buena Voluntad.

Le sobreviven tres hijos: Roberto Jr., Luis Roberto y Roberto Enrique. Ella extendió activamente el legado filantrópico de su difunto esposo mucho después de la trágica muerte de Clemente.

Hasta su muerte, Vera fue el mejor ejemplo de las famosas palabras de su marido inscritas en el Salón de la Fama:

Cada vez que tienes la oportunidad de marcar una diferencia en este mundo y no lo haces, estás perdiendo el tiempo en la Tierra».

Roberto Clemente Walker