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La aterradora realidad de Washington, donde el coronavirus mató nueve ciudadanos

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Por Redacción Es Noticia

redaccion@esnoticiapr.com

 

El estado de Washington, ubicado en la costa oeste de los Estados Unidos, podría convertirse en el principal foco de atención de las autoridades federales en la lucha por controlar el coronavirus, luego de que las nueve personas que han muerto en el país a causa de la enfermedad residían en ese estado, que ya tiene 31 casos reportados, según han publicado varios medios de esa nación.

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Ocho de las muertes ocurrieron en el condado de King, a unos 20 minutos del centro de Seattle, y el noveno deceso tuvo lugar en el vecino condado de Snohomish.

Investigadores del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson y de la Universidad de Washington dijeron el domingo que tenían evidencia de que el coronavirus pudo haber estado circulando en el estado por hasta seis semanas sin ser detectado.

Si esta información es cierta podría significar que hay cientos de casos no diagnosticados en el estado de Washington.

Hasta ahora se ha infectado con el coronavirus más de 89,000 personas en todo el mundo y más de 3,100 han muerto.

En Seattle, prepararse para el coronavirus también significa prepararse para lo que podría ser un impacto económico devastador.

Los dueños de negocios y los residentes ya han visto una disminución de turistas en áreas de la ciudad que dependen en gran medida del tráfico peatonal.

«Esta es una situación muy fluida y de rápida evolución, ya que respondemos agresivamente a este brote», dijo en un comunicado el Dr. Jeff Duchin, oficial de salud de Seattle y de la Salud Pública del Condado de King.

Los funcionarios de salud del condado de King dijeron que el nivel de preocupación es particularmente alto para las personas mayores de 60 años o que tienen el sistema inmunológico comprometido. Los niños no parecen ser particularmente susceptibles al virus, que se originó en la China continental.

Mientras el número de muertos aumentaba el martes, la alcaldesa de Seattle, Jenny Durkan, demócrata, proclamó una «emergencia civil».

La declaración le permite eludir las regulaciones y aumentar el gasto de la ciudad, la contratación y los préstamos para hacer frente a la creciente amenaza de la salud pública. También le permitirá a su oficina cerrar las instalaciones y cancelar eventos para prevenir que el virus se propague más.

«Sabemos que nuestra ciudad necesitará recursos adicionales de nuestro gobierno estatal y federal. Esperamos que nuestros socios aumenten la disponibilidad de las pruebas de manera que no abrumen al sistema de salud, sino que satisfagan la creciente necesidad», indicó Durkan.

También pidió a los residentes que hagan su parte practicando una buena higiene y haciendo planes de contingencia en casa y en el trabajo.
Los miembros de la comunidad dicen que la medida sugiere que los líderes locales se están tomando la amenaza en serio, pero también apunta a los tiempos difíciles que se avecinan para las empresas que dependen del turismo y los peatones.

«Es nuestro deber público ayudar a la gente que es vulnerable», dijo el residente Tiia-Mai Redditt, mientras compraba un desinfectante de manos en un Seattle Target. La tienda se había agotado hace días, dijo un empleado, y Redditt se preocupó por un amigo con una afección pulmonar preexistente. Ya había probado en un Whole Foods y Trader Joe’s cercano.

«Nunca he visto el centro de la ciudad tan vacío», dijo, refiriéndose a las calles, no sólo a los estantes.

Al otro lado de la calle, en el mercado Pike Place, Ruby Francisco limpió el mostrador de su joyería, Ruby’s Seattle Gift Gallery.

Normalmente mantiene dos puertas abiertas para los clientes. El martes, una permaneció cerrada porque Francisco estaba preocupado por los gérmenes.

«Da mucho miedo», dijo. «Voy a empezar a rezar no sólo por una cura, sino por las familias que están de luto ahora mismo».

La tienda de Francisco ha estado en la misma pequeña esquina durante 43 años, dijo. Antes de eso, su madre tenía una tienda de novedades en otro lugar de la usualmente bulliciosa zona comercial. Millones de personas visitan el mercado de Pike Place anualmente.

«Es como un pueblo fantasma», dijo Francisco.