Por Nydia Bauzá
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PONCE – Están a pasos de la Destilería Serrallés y del Aeropuerto Mercedita. En una época las casas en madera y zinc fueron la morada de los obreros de la caña.
Tras el cierre de la central azucarera muchas de las humildes estructuras fueron reconstruidas con mitad en hormigón y en la actualidad, densos matorrales se han apoderado de buena parte de ellas.
“Nuestro barrio sigue en el olvido. Ha tomado auge por la riqueza cultural y la riqueza histórica que tenemos, estamos al lado del aeropuerto y hay unos proyectos grandes alrededor de nosotros, pero necesitamos que lleguen los desembolsos para la reparación de las viviendas y de nuestras calles”, reclamó el presidente de la comunidad Mercedita, Gerardo Manuel Robles.
El líder comunitario estimó que en Mercedita hay un total de 160 viviendas y dijo que la inmensa mayoría sufrió daños con los huracanes Irma, María y Fiona, además, de ser impactadas por el terremoto de 6,4 del 7 de enero de 2020. Del total de casas, alrededor de 127 están habitadas, pero solo unas 40 han logrado algún tipo de reparación, enumeró Robles. También dijo que once residentes esperan por obtener títulos de propiedad, otros 22 residentes están pendientes de procesos de compra en la Autoridad de Tierras y otra veintena de propiedades, que están en condiciones críticas, están deshabitadas.
“A la mayoría de las estructuras no se les ha hecho nada”, denunció el líder comunitario al sostener que la burocracia en el desembolso de fondos federales ha afectado la reparación de las deterioradas viviendas. Explicó que algunas familias no cualificaron para los títulos de propiedad porque las estructuras fueron “invadidas” y sostuvo que con el paso de los años, las viviendas se fueron quedando vacías.
“Hice una propuesta para que estas casas sean vendidas en primer lugar a los residentes de la comunidad y que luego, que pasaran ese cedazo pasaran a cualquier persona que las quisiera comprar. Lo vieron con buenos ojos y se vendieron las primeras tres y hasta el sol de hoy. Hubo una situación en la Autoridad de Tierras que tuvieron que sacar a toda la administración que había y pararon todos los procesos. Eso comenzó en el cuatrienio antepasado y quedó paralizado hasta el presente”, dijo Robles, quien es maestro de profesión y director de escuelas a nivel privado.
“La mayoría de esas propiedades están separadas con $500 por familiares interesados en comprar, pero el proceso está aguantado por los cambios de dirección en la Autoridad de Tierras”, agregó. Dijo que hace dos semanas se comunicó con la División de Venta de Tierras a nivel estatal y le indicaron que están esperando que nombren a los agrimensores que deben ir a los terrenos a marcar los puntos de cada solar.
Subrayó que estas son unas 30 casas abandonadas y las estructuras están inservibles. “Algo bien importante es que la Autoridad de Tierras no regala nada. La última se vendió a $24.00 el pie cuadrado”, anotó el líder comunitario.
Nacido y criado en Mercedita, Robles vive en una de las residencias que perteneció a su abuelo materno. “Esta casa tiene 80 años”, detalló el líder comunitario. “La mayoría de las casas ahora son mixtas, mitad en madera y mitad en cemento”, describió.
Indicó que con los huracanes y terremotos muchas estructuras sufrieron daños considerables y desde el 2023 algunas de las viviendas comenzaron a ser reconstruidas por fundaciones con donativos privados y fondos federales. Señaló, también, que otras casas serán reparadas mediante un programa de reconstrucción de viviendas del R3.
Actualmente dijo que hay algunas en reconstrucción. Agregó que todavía quedan más de veinte en malas condiciones.
“Necesitamos un renacer, una estabilidad emocional para toda la comunidad y que todas las casas sean reconstruidas con los parámetros modernos de seguridad para que no tengamos que movernos cuando viene un huracán o alguna temporada difícil. Algunas han sido reconstruidas con esos requisitos del gobierno federal para que puedan resistir vientos de categoría 5 o un terremoto de magnitud 6 o 7 grados, pero necesitamos que todas sean reconstruidas con esos parámetros porque eso de cierto modo les proporciona al residente una tranquilidad”, reclamó el líder de Mercedita.
Sostuvo que las casas afectadas por el terremoto de 6.4 están en espera de los desembolsos federales. Dijo también que algunas personas de mayor edad se mantienen en hogares bien deteriorados y por “factores de nostalgia” no quieren irse de forma temporera a otros lugares para que las casas sean reparadas. “Temen que si se van no van a ver la vivienda remodelada. Eso hace que empeore el factor de pobre desembolso de los fondos, con la nostalgia de la persona”, sostuvo Robles.
Denunció también que muchas de las carreteras del poblado están en pésimas condiciones. “Si no se consigue una pronta ayuda se corre el peligro de que todo esto colapse”, puntualizó el líder comunitario.