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Viva la fe de las Hermanas Dominicas de Fátima

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Por Sandra Caquías Cruz

redaccion@esnoticiapr.com

 

GUÁNICA – El terremoto y las réplicas sentidas en este municipio transformaron la legendaria Hacienda Santa Rita, una estructura que a mediados del pasado siglo fue convertida en la Casa Madre de la primera congregación religiosa fundada por una puertorriqueña: Hermanas Dominicas de Nuestra Señora de Fátima.

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Una gran parte de las dos estructuras que integran el convento, construidas en ladrillos y mampostería, cayó o tiene graves grietas a causa del terremoto de 6.4 de magnitud ocurrido el pasado 7 de enero y cuyo epicentro fue en la costa sur del país.

Empero, los movimientos de tierra no detuvieron a la Congregación, aunque “las casas están inhabitables”, describió Sor Judith Maldonado.

Narró que esa madrugada se había levantado, como todos los martes, a preparar el desayuno para sus compañeras y justo cuando iba a ponerse el delantal comenzó el terremoto.

Lo primero que hizo fue correr hacia las hermanas que están encamadas para sacarlas del lugar.

“Abracé a una hermana y le dije vamos a sacarlas; te voy a ayudar con las hermanas enfermas, no quería que ninguna pereciera”, recordó. Todo estaba oscuro. No había salido el sol. En el piso había pedazos de mampostería, muchos de ellos cayeron en el área de la cocina, mostró.

Mientras, otras religiosas se movilizaban al área, donde tenían las religiosas de mayor edad o enfermas para sacarlas a prisa de la estructura. 

Las religiosas trabajaban atónitas frente a una estructura que creían segura. Las dos estructuras sufrieron daños severos. “La Casa Madre fue a más afectada”, dijo. “Hay grietas en todos lados”, describió Sor Judith.

La escalera que da al segundo nivel de una de las estructuras no puede ser utilizada. “Ya no es segura”, dijo. Una grieta es notable en la escalera, construida con ladrillos.

Algunas de las pertenencias de la Congregación, entre ellas el Santísimo que tenían en una pequeña capilla que había en el segundo nivel, fueron sacadas. El cuarto que era de la fundadora de la congregación, Madre Dominga, también sufrió severos daños, indicó.

Las religiosas ubicaron su capilla bajo una carpa azul y verde que levantaron en el patio del Convento. El piso de la capilla es la tierra del patio del convento. En lo alto del toldo colocaron un cartón en el que escribieron la palabra ‘Capilla’ y a los dos extremos hicieron la forma de cruz.

Una cruz de madera fue colocada en el lugar que también decoraron con flores y donde tienen una pequeña imagen de la virgen. Allí llegan sacerdotes y ofrecen la misa.

La Congregación duerme bajo carpas. Las religiosas que están encamadas fueron sacadas y llevadas a lugares más seguros. Tres de ellas están en la antigua Casa Cursillos, cercana al Obispado en Ponce. “Están muy bien”, aseguró Sor Judith.

También bajo carpas, colocaron las máquinas con las que realizan las formas que venden a las iglesias para la comunión. Con la venta de formas generan ingresos para la Congregación.

Luego del terremoto se convirtieron en un centro de acopio, pero en determinado momento decidieron salir a entregar todo lo que tenían y dedicarse a servir a las comunidades.

La Orden tiene convento en Maricao, Yauco, Ponce, entre otros pueblos, precisamente esos están en la lista de las municipalidades más afectadas por el terremoto.

Las religiosas no han frenado su labor social. Se han dado a la tarea de llevar suministros y llenar de tranquilidad y sosiego a todo aquel que llega a sus conventos y a la antigua casona, en cuyo patio descansan los restos de la fundadora de la congregación Madre Dominga Guzmán.

No obstante, luego del terremoto que las colocó en una difícil situación recibieron una triste noticia.

La religiosa puertorriqueña Sor Magdalena murió en un accidente de auto en la República Dominicana, donde también tienen uno de sus conventos. El accidente fue el pasado 25 de enero en Cevicos, Cotuí. La religiosa, de nacionalidad puertorriqueña, falleció cuando su guagua se deslizó por un badén, según trascendió en medio dominicanos.