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Cómo ayudar a una persona en crisis

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Por Dra. Rocío Zayas García

Psicóloga clínica – Centro Médico San Lucas

 

La vida se trata de momentos inesperados y cualquiera de nosotros podemos ser entes de ayuda para manejar una crisis de un ser querido. Cuando alguien está en crisis, aquellos que estamos a su alrededor podemos sentir frustración ya que podemos esforzarnos y no lograr hacerle sentir mejor.

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Sin embargo, nuestra presencia puede impactar mucho. Este es el momento de reconocer que el ayudar a alguien en crisis no significa que le quitemos su dolor o que vamos a resolver su situación, simplemente estamos presentes para ayudarles a redirigir su paso.

Definimos crisis como un estado temporal de desorganización caracterizado principalmente por una incapacidad emocional y cognitiva que no permite un manejo adecuado de situaciones particulares. Una crisis puede ser provocada por situaciones como: muertes, separaciones, proceso de jubilación, problemas de salud, situaciones económicas, estrés laboral, problemas familiares, accidentes, desastres, en fin, cualquier situación que provoque una alteración lo suficientemente grande como para que ese individuo no tenga la capacidad para afrontar ese suceso efectivamente.

En un evento de crisis la persona puede experimentar muchas cosas, entre ellas: enojo e irritabilidad, incredulidad, ansiedad excesiva, desesperación, llanto incontrolable, miedo, e incluso, los pensamientos de quitarse la vida pueden estar presentes como una opción de salida.

Ahora bien, ¿qué hacemos si nos enfrentamos a una persona en crisis? En ese momento nuestro objetivo son tres puntos principales: proporcionar apoyo, reducir la peligrosidad e identificar recursos que puedan ser de ayuda en su proceso. Básicamente debemos brindar una ayuda inmediata y que la persona en crisis sienta su compañía y que no está solo en un momento que puede ser genuinamente difícil y doloroso.

El primer paso para manejar una crisis debe ser el escuchar. Debemos permitirle a la persona hablar, darle el espacio para que exprese de forma espontánea lo que le sucede y lo que siente. Escuchando le podemos transmitir la tranquilidad de que hay un ser humano a su lado que comprende lo que le sucede a pesar de no estar sintiendo y/o viviendo lo mismo. Mientras realice ese proceso trate de no distraerse, bríndele la atención necesaria, no se apresure a darle una solución para su problema, no juzgue lo que siente ni minimice esa emoción. Evite frases como “No llores”, “No te tienes que sentir así”, etc. Cada persona en su proceso de crisis es diferente y posiblemente necesita decir todo lo que siente.

Segundo, ayude a esa persona a realizar ejercicios de respiración. Algunas personas en el evento de crisis pueden mostrarse ansiosas, alteradas, temblorosas, agitadas. Respirar permite que esa persona pueda equilibrar sus emociones ya que la respiración favorece la buena oxigenación. Por tanto, dele espacio para que pueda respirar.

En tercer lugar, luego del evento que provocó la crisis es muy común que la persona esté confundida y se dificulte saber qué hacer y cómo debe solucionar su problema. Ayude a esa persona a establecer prioridades sin presionarle. Les repito, no podemos resolver todas sus necesidades, pero sí podemos ayudarle a escoger en qué debe enfocarse a resolver primero.

Por último, ayude a identificar otras personas o servicios de apoyo. Algunas personas necesitarán apoyo profesional mientras otras, luego de una crisis, podrán activar sus mecanismos de resiliencia y podrán continuar manejando sus emociones a pesar de lo difícil que sea su situación.

En conclusión, cualquier persona a lo largo de su vida puede vivir situaciones que puedan provocar una crisis, por lo que nosotros (más allá de nuestra preparación académica en el campo de la salud mental) podemos ayudarle a manejar sus emociones.

Debemos reconocer que lo que decimos y hacemos en ese momento puede beneficiar o empeorar el estado emocional de ese ser humano. Así que recuerde, en una intervención en crisis, por más deseos que tengamos de poder eliminar ese dolor, nuestra finalidad es extenderle una mano, apoyarle y brindar un poco de alivio y guía.