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Heridas del COVID a un año de la pandemia

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Por Sara R. Marrero Cabán

redaccion@esnoticiapr.com

 

PONCE – Vivir durante los últimos 12 meses a merced de la pandemia del coronavirus dejó cicatrices en la psiquis humana.

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Y a pesar de que el gobierno comenzó a flexibilizar medidas para retomar los quehaceres de la vida cotidiana, la ansiedad, fatiga emocional y el estrés postraumático perduran.

Según palpó la psicóloga Ada Kercadó Robles, la ansiedad es la sintomatología que más aqueja a la población.

“El mayor impacto, a nivel emocional, es en la sintomatología de ansiedad que continuamos viendo. El COVID-19 lo que nos ha traído es un año de incertidumbres, porque no sabemos cuándo esto va a terminar. La ansiedad se sigue manifestando, lo que son los problemas de sueño, los problemas de comunicación, las situaciones de pareja, que es lo que en gran medida ha dificultado un poco este proceso de adaptación”, explicó a Es Noticia la también directora de la Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR).

Del 16 de marzo de 2020 al 12 de marzo de 2021, la clínica atendió 463 personas para un total de 3,159 intervenciones psicoterapéuticas.

La mayoría eran féminas adultas que provenían de Ponce y acudían al centro para atender su ansiedad.

Además de la ansiedad, la fatiga emocional aumenta apresuradamente. Máxime, cuando las personas dedican tiempo y esfuerzo para proteger a personas más vulnerables. La fatiga emocional se identifica en la desmotivación de actividades cotidianas y la ira súbita.

“Hay un cansancio y un agotamiento que, a medida que sigue transcurriendo el tiempo, va aumentando. Así es que, muchos de nosotros nos enfocamos en atender las necesidades inmediatas de las personas más vulnerables que estaban a nuestro alrededor y olvidamos, en cierta medida, atender nuestras necesidades emocionales. Allí yo entiendo que hemos hecho un esfuerzo tan y tan grande para adaptarnos y tratar de vivir en esa situación que, para muchas personas, ese esfuerzo está cobrándoles ahora factura”, comentó

Para los sobrevivientes del virus, los síntomas de estrés postraumático son visibles, sobre todo con la apertura gradual del sector económico y al retornar las actividades de la vida cotidiana.

“Es una situación de las personas que han dado positivo y sus cuadros clínicos han sido bien agudos, hemos visto como tienen que estar aislados en los hospitales, no tiene contacto con sus familiares y lo que vemos de estos sobrevivientes. Esa soledad y de momento encontrarse que, a pesar de que se cuidaron, contrajeron el virus o que en algún momento se flexibilizaron en cuanto a las medidas de prevención y de alguna manera descuidaron un poco lo que era esa prevención”, señaló.

 

Números del COVID

El pasado 15 de marzo de marcó un año exacto desde que el gobierno decretó un cierre total de toda actividad social y económica en la isla.

Desde esa fecha, la totalidad de casos relacionados al COVID-19 en la Región de Ponce suman 19,311.

Los 19,311 casos suman el 9% de los 192,364 de casos a nivel isla (94,790 confirmados, 8,205 probables y 89,369 sospechosos).

En el día del aniversario de la pandemia, 140 personas ocupaban camas en los hospitales por el virus, de las cuales 18 estaban en unidades de cuidado intensivo y otras 17 respiraban con ventiladores. Mientras, 14 pacientes pediátricos están en hospitales por COVID-19.

Por otro lado, la agencia reportó la muerte de una mujer quien tenía 60 años de edad y provenía de la Región de Arecibo.

 

¿Cómo aliviar la carga emocional?

Kercadó Robles recomendó a aquellos que sufren de altos niveles de ansiedad, fatiga o estrés postraumático a buscar ayuda con profesionales de la salud. Si la carga es insoportable, debería comunicarse al Programa Integrado de Intervención en Crisis, mejor conocido como Línea PAS, puede llamar al 1-800-981-0023 o 1-888-672-7622, o por la aplicación móvil.

En el plano personal, las personas deberán identificar los estresores que definan como incapacitantes. Luego, la psicóloga sugirió adoptar ejercicios de respiración y meditación, entre otras prácticas de relajación.