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Consumidor del sur emigra a hacer sus compras

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Por Sandra Caquías Cruz

redaccion@esnoticiapr.com

 

PONCE – El comercio en muchos pueblos de la región sur del país espera optimista la época navideña que recién inicia tras años de mucha incertidumbre, productos con costos más elevados que años anteriores y un desbalance en la oferta y demanda a nivel de jurisdicción.

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Y es que se mantiene la tendencia de que no en todos los pueblos hay tiendas en las que se puede comprar todo lo que se necesita y eso obliga al consumidor a migrar a pueblos vecinos a la hora de hacer sus compras y hacer sus gastos fuera de su municipio.

Mayra M. Santiago, residente en la urbanización Praderas de Salinas, en este costero pueblo, explicó que cuando necesita comprar un par de zapatos tiene que hacerlo en la tienda de ropa Me Salve o viajar a Guayama, Santa Isabel o Ponce.

Igual ocurre con la compra de otros artículos. “Salinas no tiene megatienda por departamento”, indicó. No en todos los pueblos hay tiendas por departamento y algunos comercios se apertrechan para suplir alguna demanda.

Municipio del sur.

Santiago destacó que una situación que encuentra es que por algunos productos tiene que pagar más que si los adquiere en otros pueblos con mayor oferta. Asimismo, paga más cuando visitan otro pueblo por el gasto en gasolina y alimentos.

Ese panorama, el cual abunda en pueblos pequeños, provoca que la captación del Impuesto de Ventas y Usos (IVU) llegue a otras arcas que no sean las del municipio de residencia ni proporcional a la cantidad de habitantes a las que el ofrece servicio.

Un ejemplo de eso es el pueblo de Villalba versus el de Santa Isabel. Según los estimados del Censo de 2022, en Villalba vivían unas 21,466 personas mientras Santa Isabel tenía 19,822 habitantes. El ingreso estimado en IVU (2022-23) en Villalba fue de $629,685 y en Santa Isabel superó los $1.6 millones. La diferencia estriba en la cantidad de comercios que hay y ventas que realizan en cada uno de ellos.

El economista Luis Manuel Baquero Rosas, catedrático asociado de la Pontificia Universidad Católica, señaló que la situación se repite en muchos pueblos y que hay algunos, entre los que mencionó Maricao, donde apenas hay comercio.

Explicó que todo es parte de los cambios en el sector comercial con la llegada de centros comerciales y desaparición de los comercios que se daban en el entorno de los centros urbanos, donde además de acudir a realizar compras los visitaban para realizar gestiones gubernamentales.

“Cerca de las plazas estaba la panadería, la mueblería, la financiera, el banco… había transportación. El desarrollo estaba centrado en el casco urbano”, describió.

Explicó que ahora las carreteras hacen que el cliente emigre a locales a orillas de las principales avenidas donde de camino a sus hogares ha ido aumento la actividad comercial.

“No es que la persona viaja para visitar Santa Isabel, es que le queda en la ruta y paran, hacen sus compras y pagan el IVU. Ellos no visitan otros lugares y el centro urbano de Santa Isabel, son las tiendas que le quedan a orillas del expreso”, señaló.

¿Qué pueden hacer los municipios? “Resaltar otros atributos para capturar ese cliente”, indicó Baquero. Explicó que la gente piensa en Cayey y visualiza el centro urbano sino Guavate y la comida que allí venden porque se han posicionarse en ese renglón.

Resaltó que los pueblos deben hacer lo mismo y si un ciudadano los vista para hacer las compras presentarle todas las ofertas con las que pueda capturar ese mercado. Además, señaló que hay pueblos que necesitan reforzar unos sectores del comercio que les permitan atraer público.

Mencionó que el centro urbano de Ponce se ha ido transformando de un área de muchos locales comerciales diurnos a un área de actividad nocturna y de restaurantes con variada oferta musical, gastronómica y cultural. “El centro urbano de Ponce se ha posicionado como un centro turístico”, dijo. Igual situación ha ocurrido en Coamo.

“Juana Díaz no debe pensar que se va a convertir en una réplica de Ponce. Cada municipio tiene su particularidad y debe dirigirse a ella para reforzar su comercio y economía”, señaló.

Baquero destacó que no se puede pasar por alto la pérdida de población que han tenido todos los pueblos, así como el factor seguridad que los lleva a comercios donde se sienten más protegidos. Precisó que caminar por las aceras de algunos centros urbanos es casi imposible por la cantidad de barreras.

El Economista también destacó que el comercio ha enfrenta el que grandes tiendas perdieron la transferencia generacional y los hijos o descendiente no han mantenido empresas.

Especificó que en un pasado se veía que las mueblerías eran administradas por una familia, cuyos padres utilizaron para pagar la carrera universitaria a sus hijos y éstos se hicieron médicos y abogados y cerraron la mueblería. Igual ha ocurrido en supermercados, ferreterías y otros comercios, sectores en los que entraron grandes cadenas.

No obstante, José González Suárez, presidente de la Asociación de Comercio al Detal y propietario de las tiendas Pepe Ganga, apuesta al impulso del comercio local, expresó hace unos días cuando inauguró una tienda en Yauco, la tercera que establece en la zona sur.

Pepe Gangas en Yauco ocupa el antiguo local de la tienda por departamento Kmart. Emplea sobre medio centenar de personas y requirió una millonaria inversión.