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Problemas emocionales en niños que no dominan la lectura

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Por Redacción Es Noticia

redaccion@esnoticiapr.com

 

Estudiantes con rezago de lectura pudieran enfrentar consecuencias académicas lectura. No obstante, hay un aspecto del cual se habla poco, a pesar de lo mucho que se habla recientemente sobre la preocupación por la salud mental del país: los problemas emocionales que los niños pudieran enfrentar al intentar aprender de leer.

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Contrario a un estudiante con problemas con las matemáticas, que puede tener buenas calificaciones, en el resto de las materias, el estudiante con problemas para aprender a leer se siente inferior al grupo porque aún si presentara buenas habilidades con los conceptos matemáticos, al momento de tener que leer las instrucciones en un examen de matemáticas o un problema verbal, necesitará ayuda del maestro. Mientras, el resto del grupo lo realizará de forma independiente.

¿Qué problemas emocionales podrían desarrollar los niños que tienen dificultad para leer? Veamos:

1. Problemas con la autoestima. La autoestima es el grado en que una persona se valora a sí misma o siente satisfecha consigo misma. La neurociencia revela que los niños con problemas de aprendizaje de la lectura podrían perder entusiasmo por aprender, desarrollar frustración, falta de confianza en ellos mismos y baja autoestima. Además, suelen sentirse inferiores a los que sí dominan la destreza de lectura y cuestionarse sus capacidades intelectuales.

2. Ansiedad y depresión. Los estudiantes que no dominan la destreza de lectura son 4 veces más probables que desarrollen ansiedad y depresión que los que sí la dominan. La sensación de fracaso, los pensamientos negativos sobre el presente y la desesperanza al visualizar el futuro, además de la sensación de que no pueden cumplir con las expectativas de sus padres y maestros, calan muy profundamente en las emociones de estos niños.

3. Problemas de conducta. Pueden presentar tendencia a la ira, a la agresividad o problemas con el manejo de las emociones, según avanzan los grados escolares y las demandas por el dominio de la lectura aumentan en todas las materias escolares.

4. Problemas sociales. El retraimiento es común en la adolescencia en niños que no dominan la lectura. Las estadísticas indican que el auto aislamiento de su grupo de pares es 3 veces más probable de desarrollarse en niños con problemas para aprender a leer que en estudiantes lectores.

5. Somatización. Los dolores de cabeza, estomacales y otras dolencias frecuentes pueden ser reflejo de cómo el estudiante está lidiando emocionalmente con su nivel de ansiedad. Entonces comienzan a presentar dolencias físicas que no pueden explicarse médicamente.

Es importante destacar que los estudios reportan que los padres generalmente no estaban conscientes de los problemas emocionales que están presentando sus hijos, lo cual es sumamente preocupante.

¿Cómo ayudar a estos niños?

La respuesta es simple y compleja a la vez. Simple porque se resuelve enseñándoles a leer y compleja por la causa de la dificultad.

Los problemas para aprender a leer pueden caer dentro de los diagnósticos de problema de aprendizaje específico de la lectura o de dislexia. Estos requieren intervenciones educativo-terapéuticas por especialistas y ubicación en una escuela con un currículo dirigido a sus necesidades.

Y los padres, ¿dónde están?

No obstante, hay un grupo de estudiantes que no leen, no por la complejidad de un diagnóstico, sino por la combinación de un sistema educativo deficiente y padres poco comprometidos, desligados de las dificultades de sus hijos. Estos niños presentarán los

mismos problemas emocionales de los que tienen tales diagnósticos, aunque el problema se pudo evitar. La clave para remediarlo es que las partes responsables asuman sus responsabilidades para que se hagan unas modificaciones en los salones de clases y en los hogares.

Mientras tanto, todo estudiante que muestre dificultad para aprender a leer debe recibir ayuda psicológica, junto con su familia, desde que se manifieste el problema. Es menester que los padres estén conscientes de los riesgos de problemas emocionales que podrían desarrollar sus hijos, y puedan conocer y aplicar herramientas para ayudarlos en el hogar, con la supervisión de un psicólogo.